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Durante un viaje por Islandia, el fotógrafo moscovita Mikhail Shcheglov descifró el secreto de los increíbles paisajes naturales que pueden admirarse en la isla

De todos los países del mundo, hay algunos en especial que gozan de cierta celebridad contemporánea por sus panoramas naturales que, se dice, son capaces de quitar el aliento. Uno de ellos es Islandia.

Esta afirmación les parecerá a muchos polémica y muy probablemente más de uno defenderá, bajo la bandera del nacionalismo, su propio terruño, y acaso justificadamente. Hay varias otras regiones del mundo en donde, en efecto, la naturaleza todavía conserva la majestuosidad que le es propia, y hay muchísimos lugares fuera de la pequeña isla mencionada que también son dignos de elogio y admiración.

El caso de Islandia, sin embargo, es un tanto singular porque ahí se conjuga una serie de elementos que la vuelven un tanto paradisíaca. Para los amantes de los paisajes montañosos y un tanto mágicos (como abundan en el folclor europeo), Islandia ofrece algunas de las viñetas que mejor se ajustan incluso a la imaginación más viva. Además, tanto su población como su gobierno han procurado conservar lo más posible dicha riqueza natural. En ese sentido, en Islandia hay una cierta atmósfera salvaje pero no exenta de civilización, como si fuera la prueba de que, en efecto, el ser humano es capaz de vivir en un cierto equilibrio con el mundo natural.

Cordillera de Vestrakhorn, Cabo Stokesnes, Islandia

Cordillera de Vestrakhorn, Cabo Stokesnes, Islandia

Un testimonio de la magnificencia natural y paisajística de Islandia se encuentra en las fotografías que acompañan este artículo, las cuales son obra de Mikhail Shcheglov, quien reside en Moscú pero que en un viaje por la isla realizó algunas tomas no sólo increíbles, sino además muy elocuentes respecto del tesoro natural islandés.

El resultado, de alguna manera, habla por sí solo. Cada una de las tomas de Shcheglov da cuenta de esa singularidad islandesa de la que estamos hablando. Las imágenes parecen haber sido tomadas en un mundo ajeno al nuestro, atemporal, en algunos casos incluso jamás hollado por el hombre.

Cráteres volcánicos

Cráteres volcánicos "oxidados" en los campos de lava de Islandia. El rojo-naranja de la superficie de los cráteres no es, por supuesto, un rastro de ninguna actividad volcánica existente, sino una roca volcánica oxidada conocida como riolita.

 

Camino al pie de las cataratas de Haifoss, Islandia

Camino al pie de las cataratas de Haifoss, Islandia

 

Unos segundos antes del granizo, Dyrholaey, Islandia

Unos segundos antes del granizo, Dyrholaey, Islandia

 

Mañana en el Cabo Dyrholae

Mañana en Cabo Dyrholae
 

Como puede observarse en las imágenes, en Islandia hay una cierta magia que parece derramarse dondequiera que la mirada se pose. De sus paisajes puede decirse, sin exagerar, que invitan a soñar y a sumergirse en un fantaseo poblado de las criaturas salidas de viejos cuentos infantiles. A decir de Shcheglov, parte de ese efecto se debe a que el clima en Islandia cambia dramáticamente de un momento a otro, según declaró al sitio My Modern Met, por lo cual, para un fotógrafo, es esencial captar el instante justo en que la transformación ocurre.

 


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