5 ideas falsas que hay sobre el uso de cubrebocas
Ciencia
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 11/24/2020
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 11/24/2020
En muchas ciudades el uso de cubrebocas (llamado también mascarilla o barbijo en otros países hispanohablantes) ya es obligatorio en espacios cerrados como supermercados, en el transporte público o lugares de trabajo.
A pesar de las múltiples pruebas científicas concernientes a la covid-19, todavía muchas personas dudan de su existencia, de la gravedad de este virus y de la eficacia de las herramientas preventivas, en especial el uso de mascarillas.
Muchos sitios de noticias y revistas científicas han procurado difundir por qué el uso de las mascarillas sí es efectivo, intentando explicar por qué los argumentos que se presentan en su contra son totalmente falsos.
Las siguientes son las aseveraciones más comunes acerca del supuesto daño que hacen las mascarillas.
Los materiales con los que están hechos las mascarillas, tanto las quirúrgicas (que los médicos han usado durante décadas sin ningún problema) como las caseras, permiten una respiración adecuada.
La falta de aire al respirar es una señal de que al cuerpo le falta oxígeno, lo cual se llama hipoxia. Pero las mascarillas no provocan hipoxia. Este es el veredicto de autoridades sanitarias en todo el mundo y aun de la Organización Mundial de la Salud, que en una comunicación oficial desestimó esta creencia.
Mucha gente también ha dicho que las mascarillas se humedecen y pierden su eficacia, haciendo que respiremos bacterias u hongos.
El hecho de que una mascarilla se humedezca tras utilizarla algún tiempo tiene una solución sencilla: cambiarla. Muchos médicos expertos han recomendado cambiar las mascarillas después de haberlas usado aproximadamente 4 horas.
Por lo demás, para que bacterias u hongos nocivos para el organismo humano prosperaran en una mascarilla tendrían que reunirse condiciones verdaderamente improbables, como la mencionada falta de higiene, el contacto de la mascarilla con un medio previamente contaminado y otras para que, en efecto, fuera el medio idóneo para la existencia de agentes patógenos.
En ese sentido, basta mantener medidas de higiene básica (cambio de mascarilla, uso correcto, lavado de manos continuo, higiene bucal, etcétera).
También es recomendable comprar o fabricar en casa mascarillas reutilizables y lavables.
Las moléculas de CO2 son extremadamente pequeñas, más pequeñas que las gotículas que transmiten el nuevo coronavirus, por lo que el CO2 no puede quedar atrapado en un material respirable, en especial durante periodos cortos como una caminata o un viaje en el transporte.
Cuando exhalamos, el CO2 pasa a través del material de la mascarilla, así que es casi imposible que se acumule la cantidad necesaria para una intoxicación.
Esta aseveración es una de las más extrañas, aunque no hay una explicación clara de cómo se llegó a esta peculiar conclusión.
Las mascarillas impiden que muchos virus y bacterias entren por la nariz y la boca, haciendo que el sistema inmunológico no necesite ponerse a trabajar. Pero eso no significa que el sistema inmunológico se suprima y deje de funcionar cuando el cuerpo así lo necesite.
Es muy importante hacer énfasis en que los médicos, virólogos, epidemiólogos y laboratoristas han utilizado mascarillas durante décadas, principalmente para su protección, pero también para no contaminar pruebas o contagiar a otras personas. Durante décadas, ninguna de estas profesiones ha tenido ninguno de los problemas mencionados.
Los médicos han recibido entrenamiento durante años para el uso correcto de mascarillas. Es perfectamente normal que quienes no somos médicos o profesionales del área de la salud nos sintamos incómodos al momento de utilizarlas.
Muchas personas afirman que al hacer deporte, los daños que causan las mascarillas aumentan. Esto tampoco es cierto, pues durante muchos años los atletas de alto rendimiento han usado mascarillas deportivas para mejorar su capacidad pulmonar. A propósito de la pandemia, muchos atletas han ido regresando a sus lugares de entrenamiento, y lo han hecho utilizando mascarillas. Ninguno ha visto su capacidad física dañada. Además, un estudio reciente de la Universidad de Saskatchewan confirmó que el uso de mascarilla durante la actividad física, rigurosa o no, no tiene efectos negativos en la salud.
Imagen de portada: Ani Kolleshi / Unsplash