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Vox Populi, Vox Dei: Juan Son, la voz de la inocencia

Arte

Por: Javier Chávez - 10/06/2020

Después de un inicio prometedor con la banda Porter, Juan Son ha transitado hacia otros proyectos, usando su voz como sello de su propuesta musical, con resultados dispares

Si eres un prejuicioso de la voz usada "como instrumento musical", entonces esto no es para ti.

Si la música alternativa es lo tuyo y eres mexicano, Juan Son es un nombre que seguramente conoces. Y es que lo que este peculiar personaje vino a presentar al público mexicano es algo que bien podría ser puesto a la altura –y en muchas ocasiones incluso por encima– de cualquier otro proyecto de talla internacional. Este artista, sin duda alguna, se ha caracterizado por su expresión llena de originalidad-ingenuidad, al punto de generar en ocasiones cierta extrañeza ante los ojos del espectador. Y a decir verdad sí es todo un personaje, pero esto sólo nos interesa porque remarca en gran medida quién es y qué es lo que pretende: su intención artística. 

Hay algo que es evidente y que es en gran parte la causa de su distinción entre los músicos contemporáneos a su época: conoce más música que la media. Pero no acaba ahí. Si así fuera, bastaría con escuchar mucha música para llegar a hacer buena música (lo cual sí es en gran medida un buen inicio), pero el punto es que, poniéndolo en palabras más coloquiales, la entiende.

Entender las expresiones artísticas es parte fundamental y determinante en cualquier artista. Sin esto, la creación artística simplemente no podría ocurrir. Y es que hay mucho involucrado detrás de este "entender" pero, en pocas palabras, nos muestra la presencia de un sentido estético desarrollado en la persona. Y no hay aquí una mala interpretación. Este sentido de la estética no es algo exclusivo de los artistas. De hecho, a decir verdad todos contamos con él, forma parte de nuestra naturaleza como seres humanos; de ahí que que cualquiera puede no sólo crear, sino también contemplar lo creado.

Pero si, como mencioné antes, el desarrollo de esta habilidad es pieza fundamental en un artista –porque gracias a eso se logra dar vida a una creación bella: la creación artística–, también "entender", más que destacar la presencia de un sentido estético desarrollado, denota la presencia de sensibilidad, más importante incluso y sin la cual, de hecho, no existe el sentido de la estética; y esto explica también por qué cualquiera puede contemplar una obra y reconocerla como buena sin saber del todo por qué, sino sólo "sintiéndolo así".

Todo esto es algo que se ve reflejado en gran parte del trabajo musical  que ha entregado Juan Son, ya desde sus comienzos en Porter.

Pero vayamos más a fondo, para entender por qué esto es así. 

 

Porter: el nacimiento

Porter es rock. Sí, alternativo, pero a fin de cuentas, en esencia, es rock. En parte ahí se encuentra el motivo por el cual Juan decidió abandonar el proyecto posteriormente. Como sea, la verdad es que la banda, en su primer LP, Atemahawke (2007), logró un trabajo excepcional. Digno representante de la música en México, destacable, porque a decir verdad no son muchos los discos que pueden pararse en ese lugar.

Atemahawke es un buen disco de inicio a fin, tomando como base las influencias (gustos) de cada uno de los integrantes –como en cualquier proyecto musical–, pero logrando consolidarlas y presentarlas a través de una expresión propia, original y genuina. Pero, como he mencionado en artículos pasados, esto es algo que sólo podemos saber "viviéndolo en carne propia", es decir, abriéndonos a escuchar con atención. 

Por el momento, para saber quién es Juan Son –en música–, el primer track del disco ("El túnel") funciona para explicar el primero de dos puntos. 

Primero: la sola idea de las gotas de agua acompañando las múltiples voces de Juan subraya una idea, aún no abrazada del todo en la actualidad pero que considero importante, de que la música, más allá de ser algo que se construye con "instrumentos musicales" (sea lo que sea que entendamos por esto), en realidad tiene que ver más con la forma y, sobre todo, con el movimiento de los sonidos. Creo que partiendo de dicha idea podemos ver con más claridad.

Esto es algo que Juan Son entiende, hasta cierto punto, en el sentido expuesto anteriormente, y se nota porque es algo que presenta a lo largo de toda su carrera. 

En el segundo punto voy a lo más evidente, pero no por eso menos importante, presente en prácticamente todas sus canciones (no sólo en el disco Atemahawke): el manejo de la voz del artista. Y no me refiero a la letra o al timbre (que podría llegar a rebotar ante la percepción de algún prejuicioso, porque sí es bastante peculiar, pero en el buen sentido de la palabra), sino, de nuevo, me refiero al movimiento y la construcción musical. La manera en que el artista usa la voz es algo que lo caracteriza, ese es "su sello", al menos el más evidente, como mencioné anteriormente. Juan Son vino a presentar a México, de una manera diferente, bajo este uso de múltiples voces-melodías, que la voz, más que servirse del resto de los elementos presentes en la música, forma parte de ella, es decir, de la construcción e interacción musicales.

Y es que esta idea de la voz como el elemento principal ha sido adoptada por todos nosotros, hasta cierto punto. Porque no niego que el poder de la voz en la música es grande y tiene mayor impacto quizá en razón de un sentido de pertenencia, no lo sé. El punto es que esto, en muchas ocasiones, nos ha impedido poner atención a la música misma, y ha confundido de alguna manera nuestra percepción respecto a ella. Pero la manera en que Juan Son usa la voz aclara un poco este prejuicio.

Y claro que podría hablarles de varios de los proyectos del artista: el desborde creativo-fantástico de Mermaid Sashimi, la simplicidad y exploración vocal más profunda de 7, la colaboración con Simmone Pace (Blonde Readhead) en AEIOU, incluso lo espontáneo de su creatividad en videos que simplemente sube a YouTube, pero en realidad, con los dos puntos mencionados anteriormente, creo que queda bien expuesto por qué Juan Son es un artista que realmente vale la pena escuchar.

*Ver a partir del minuto 2:48

Juan Son nos viene a recordar, con mucho de su arte, el valor de mantener vivo a "nuestro niño interior" o, poniéndolo en otras palabras, el valor-poder detrás de la ingenuidad (algo que parece hemos olvidado). Pero, también hay algo importante a lo cual responder tras esto del niño interior, algo que pone equilibrio la balanza. Porque no me dejarán mentir: un niño no entiende y mucho menos acata este tipo de "responsabilidades" que en cierta medida demandan un sacrificio personal (que nos exigen dejar de pensar en nosotros mismos para pensar en algo más trascendental: el bien del otro, el bien común). El solo hecho de vivir en sociedad (hecho que forma parte de nuestras necesidades naturales) nos lleva a la interacción con el otro y, más específicamente, a una interacción que en ocasiones necesita de sacrificios personales. ¿Y a qué voy con todo esto? Poner nuestras habilidades al servicio de la comunidad es parte importante de lo que distingue a un "niño" de un "hombre": entender que nuestros talentos deben ser puestos al servicio del otro, más allá de sólo hacer algo que nos cause un placer o satisfacción personal.

Juan Son, con el debido respeto y admiración que merece, se ha visto envuelto a lo largo de su carrera en gran cantidad de proyectos, cosa que, más que brillar como una expresión de libertad, a mi parecer ha llegado a reflejar en ocasiones la presencia de cierta falta de compromiso-responsabilidad por parte del artista. Sólo él conoce las razones. Es cierto que, hasta cierto punto, sí se ha mantenido entregando trabajos, nos ha entregado ciertos destellos de genialidad (Wind, por ejemplo), pero en algunos otros, la mayoría de hecho, ha dejado mucho qué desear. Hace falta algo que lo lleve a dar el siguiente paso, y es claro que posee la creatividad para darlo.

A mi consideración, hace falta un trabajo donde realmente sea notoria la entrega, la exploración, la dedicación y la concepción de una idea más "grande". De nuevo, con el debido respeto que me merece el artista, creo que debería notar un poco más la importancia y el valor detrás de su trabajo, no sólo para él sino para quienes lo escuchan.

Porque sí dio vida a un arte diferente, genuino y personal, algo único que brilla fuerte, un arte que aviva el fuego de nuestros espíritus. 

 

Twitter del autor: @JavienLaNube


 

Encuentra en este enlace la entrega anterior de esta columna: Vox Populi, Vox Dei: Billie Eilish, una apuesta por la libertad creativa y la autenticidad

 

Imagen de portada: Juan Son, CC BY 3.0 (Wikimedia Commons)