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La marca de hot-cakes Aunt Jemima, propiedad de Quaker Foods y Pepsico, anunció que cambiará su nombre y su imagen por considerarlos irrespetuosos

En medio de la discusión nacional e internacional en torno al racismo (derivada a su vez del homicidio de George Floyd, ocurrido el pasado 25 de mayo en Minneapolis, Minnesota, a manos de un policía local), Aunt Jemima, la emblemática marca de harina de hot-cakes y otros productos asociados, anunció el cambio de su nombre y de su imagen por considerar que, en su forma actual, ambos fomentan estereotipos raciales inapropiados en esta época.

Con casi ciento treinta años de existencia, los directivos de Aunt Jemima decidieron emprender dicho cambio para responder a las exigencias de los tiempos que corren, en particular aquellas que demandan respeto a una cultura –la afroamericana– cuyas raíces también se nutren del esclavismo y la servidumbre que las personas traídas de África sufrieron en Estados Unidos.

Como es sabido, la imagen comercial de Aunt Jemima evoca a una mujer de origen africano como las que solían formar parte del servicio doméstico en ciertas partes de Estados Unidos, notablemente en el sur del país, donde a lo largo del siglo XIX subsistieron plantaciones de algodón cuya mano de obra era casi exclusivamente de esclavos africanos. La mujer de Aunt Jemima, con distintos rasgos a lo largo de la evolución de la marca, proviene directamente de dicho momento histórico.

En México y otros países de América Latina la marca ha tenido una presencia considerable al menos desde la década de 1970, cuando arribó junto con otros productos exportados masivamente desde Estados Unidos. Como otros, Aunt Jemima simbolizó el “american way of life” que en sí mismo fue también una suerte de producto ideológico exportado bajo el aura del bienestar y la calidad de vida que se tenía en la Unión Americana y a los cuales otros países debían aspirar.

 

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