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Los niños y adolescentes tienen cada vez mayor acceso a Internet, lo que los vuelve también más vulnerables a sufrir acoso cibernético

¿Qué es ciberacoso o cyberbullying?

El ciberacoso (o cyberbullying, en inglés) es el término que se usa para caracterizar un tipo de acoso en particular, aquel que ocurre cuando un menor de edad está siendo molestado, amenazado, acosado, humillado, avergonzado o abusado por otro menor de edad a través de Internet y sus medios de comunicación digitales.

Las formas más frecuentes en las que se presenta el cyberbullying pueden ser las siguientes:

  • Mensajes que conllevan insultos, expresiones de discriminación o burlas.
  • Hacer pública información o fotografías que avergüencen a un menor de edad, lo hagan objeto de burlas o lo expongan innecesariamente.
  • Robo de identidad.
  • Amenazas de daño físico.

Es importante hacer notar que usualmente este tipo de acoso se da entre iguales, es decir, entre menores de edad, lo cual implica que la situación se dirime casi siempre entre los adultos responsables de los menores (padres, profesores, etcétera).

En el caso de que en un acoso cibernético o de otro tipo esté involucrado un adulto, las consecuencias son más bien de orden legal y específicamente penal. En la mayoría de las legislaciones contemporáneas de cada país se han adoptado medidas para proteger a los niños y jóvenes del abuso, por lo cual, si hay una persona adulta implicada en una conducta de este tipo, muy posiblemente se puede solicitar la intervención de las autoridades públicas correspondientes para sancionarla.

 

¿Dónde ocurre el ciberacoso y quiénes son los más afectados?

Como decíamos anteriormente, por definición el ciberacoso pertenece al dominio de Internet y el mundo digital. En la efervescencia de las comunicaciones contemporáneas, los lugares más comunes en los que el cyberbullying ocurre son:

  • Redes sociales virtuales: Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat.
  • Mensajes de texto (SMS).
  • Mensajería instantánea: WhatsApp, Facebook Messenger, correo electrónico.

El cyberbullying se da en un contexto donde la violencia en general ha escalado, y en específico la violencia hacia las mujeres. Como consecuencia, las niñas y adolescentes son más vulnerables a sufrir cyberbullying

 

¿Cómo se puede prevenir?

Darse cuenta de que un menor de edad es víctima de acoso puede no ser sencillo o, por otro lado, los padres y otros adultos cercanos a él o ella pueden percatarse o sospechar del acoso pero no saber cómo reaccionar al respecto.

Sin duda, el elemento fundamental en este tipo de situaciones es la confianza. Los niños y jóvenes con una autoestima disminuida, inseguros y faltos de confianza en sí son los que con mayor frecuencia se vuelven blanco fácil de abusadores. En ese sentido, crear un ambiente donde se sientan en confianza, protegidos y seguros puede ser decisivo para que se animen a hablar libremente, describir la situación de acoso, señalar a sus acosadores y más. Padres, maestros y otras figuras cercanas al niño objeto de abuso son los primeros responsables de crear este ambiente de seguridad para que el menor pueda hablar. La paciencia es muy importante, pues puede ser que al menor le cueste externar lo que le está sucediendo.

En términos prácticos, hay señales que pueden indicar si un menor está siendo acosado por Internet, por ejemplo, si un niño o joven se muestra ansioso o temeroso justo después de haber pasado tiempo en la computadora, tableta o teléfono. 

También es recomendable fomentar una forma de vida con hábitos que combatan la dependencia a Internet. Las actividades deportivas y artísticas en general son dos excelentes opciones. Cabe mencionar que hablar con los hijos sobre los efectos que puede tener el uso excesivo de dispositivos de comunicación digital tiene repercusiones también en otros ámbitos de su vida.

En otro contexto, las estrategias para prevenir el cyberbullying y proteger de este a los menores deben ser resultado de un análisis del fenómeno y cómo este se presenta en diferentes circunstancias. En el mejor de los casos, las autoridades educativas correspondientes del sector público, así como los directivos de escuelas públicas y privadas, deberían considerar la realización de estudios que les permitan entender el estado del problema en sus circunstancias específicas para poder actuar al respecto.

Por último, es importante considerar la pertinencia de solicitar apoyo de un experto: pedagogos, psicólogos infantiles, psicoanalistas especializados en niños y otras profesiones afines pueden asistir tanto a padres y maestros como a los propios menores de edad en el enfrentamiento de una situación de este tipo.

 

El debate sobre el uso de la tecnología por parte de los menores de edad sin duda tiene muchas aristas. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas? ¿Cuáles son tus opiniones sobre el tema? No dudes en dejar un comentario al respecto en esta nota o a través de nuestros perfiles en redes sociales.

 

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