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Estudio confirma las propiedades relajantes del jazmín, la flor de intoxicante aroma

El jazmín es una de las plantas con mayor celebridad en el mundo, famosa por su dulzura intoxicante y considerada en general un deleite sensorial. Particularmente en la India y en el mundo árabe, las historias en las que el jazmín aparece como un símbolo de la riqueza y el placer son innumerables. De hecho, la palabra "jazmín" es de origen persa, lengua en la cual significa "regalo de Dios". Sin duda, es por todo esto que el olor del jazmín es uno de los más usados por las fragancias comerciales en todo el mundo.

Una investigación reciente añade una nueva perspectiva a esta histórica atracción del jazmín. Más allá del evidente deleite aromático que provocan sus flores, su encanto parece ser el efecto de un hecho fisioquímico: respirar la esencia del jazmín produce notables efectos de relajación y antiestrés en el cerebro.

Un estudio publicado en la revista especializada Journal of Biological Chemistry encontró que el jazmín actúa sobre los receptores GABA -el neurotransmisor asociado con los estados de relajación y de apertura social- en el cerebro. En dicha investigación, un grupo de roedores que inhalaron esencia de jazmín redujeron sus actividades y se apilaron pacíficamente en sus jaulas. 

Según los investigadores, el jazmín tiene un efecto comparable al de algunos fármacos usados para promover la relajación o aliviar el estrés. Sin embargo, a diferencia de muchos de éstos, el jazmín no tiene efectos secundarios y puede servir como un remedio natural para el insomnio o la ansiedad.

En otro sentido, respirar el aroma de jazmín (a través de un aceite esencial) tiene el beneficio extra de generar una deliciosa atmósfera afrodisíaca, pues este es otro de los famosos beneficios del jazmín, como queda constatado en las aventuras eróticas de Krishna y las gopis.

Y aunque este último efecto podría parecer contradictorio, en realidad el jazmín y otras sustancias que reducen el estrés pueden servir para estimular el deseo sexual, pues, como escribió Anaïs Nin, "la ansiedad es la asesina del amor".

 

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