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Uno de los libros fundamentales de la imaginación literaria occidental, 'Hamlet', es objeto de una lectura colectiva en Twitter y otras redes sociales

El 23 de abril es una fecha significativa para los amantes de los libros y la literatura, pues desde hace varias décadas se adoptó espontáneamente como el Día del Libro, luego de remarcar la coincidencia en ese día de la muerte de dos de los autores más importantes de la literatura occidental: William Shakespeare y Miguel de Cervantes. 

Ambos titanes no murieron realmente el mismo día, pues en aquel año, 1616, Inglaterra se regía por el calendario juliano, mientras que en España y el resto de Europa se seguía el calendario gregoriano; bajo éste, la fecha de fallecimiento de Shakespeare es el día 3 de mayo.

Con todo, con cierta permisividad poética se adoptó la coincidencia para hacer del 23 de abril el Día del Libro y tener así una efeméride consagrada a ese objeto que Jorges Luis Borges llamó el más singular de todos los que son obra del ser humano, el único que "es una extensión perdurable de la imaginación y de la memoria".

En 2019 este día es aún más especial, pues siguiendo una iniciativa que comenzó hace poco menos de 1 año con la lectura de la Comedia de Dante, este 23 de abril dará inicio un ejercicio colectivo de lectura de Hamlet. Luego de haber leído a Dante de esa manera, el Quijote y la Ilíada, toca el turno de leer Hamlet, de acuerdo con la proposición del profesor Pablo Maurette, artífice de este proyecto espontáneo que puede seguirse en Twitter (y otras redes sociales) a través del hashtag #Shakespeare2019.

De esta manera, se tiene el pretexto para acometer la obra más ambiciosa de William Shakespeare y una de las expresiones más importantes de la cultura occidental. Esta es también una oportunidad para leer con cuidado y con atención el Hamlet y entender los motivos de su influencia y su efecto en la cultura humana.

En español nos permitimos recomendar la traducción de Hamlet que realizó el poeta Tomás Segovia, publicada originalmente por la Universidad Autónoma Metropolitana de México y reeditada recientemente en la colección Penguin Classics. Además de poeta y ensayista de calidad extraordinaria, Segovia fue uno de los traductores más hábiles y prolijos en español, autor de las versiones en nuestro idioma de algunos libros fundamentales para disciplinas como la filosofía, el psicoanálisis y, por supuesto, la literatura. Cabe mencionar que antes de emprender su traducción de Hamlet el poeta "se entrenó" con el monumental Shakespeare, la invención de la humano, una serie de ensayos en los que el crítico estadounidense Harold Bloom repasa una a una todas las piezas dramáticas de Shakespeare.

Ser o no ser, de eso se trata:
si para nuestro espíritu es más noble sufrir
las pedradas y dardos de la atroz Fortuna
o levantarse en armas contra un mar de aflicciones
y oponiéndose a ellas darles fin.
Morir para dormir; no más; ¿y con dormirnos
decir que damos fin a la congoja
y a los mil choques naturales
de que la carne es heredera?
Es la consumación
que habría que anhelar devotamente:
morir para dormir. Dormir, soñar acaso;
Sí, ahí está el tropiezo: que en ese sueño de la muerte
qué sueños puedan visitarnos
cuando ya hayamos desechado
el tráfago mortal,
tiene que darnos qué pensar.
Esta es la reflexión que hace
que la calamidad tenga tan larga vida:
pues, ¿quién soportaría los azotes
y escarnios de los tiempos, el daño del tirano,
el desprecio del fatuo, las angustias
del amor despechado, las largas de la Ley,
la insolencia de aquel que posee el poder
y las pullas que el mérito paciente
recibe del indigno, cuando él mismo podría
dirimir ese pleito con un simple punzón?
¿Quién querría cargar con los fardos,
rezongar y sudar en una vida fatigosa,
si no es porque algo teme tras la muerte?
Esa región no descubierta
de cuyos límites ningún viajero
retorna nunca, desconcierta
nuestro albedrío, y nos inclina
a soportar los males que tenemos
antes que abalanzarnos a otros que no sabemos.
De esta manera la conciencia
hace de todos nosotros cobardes,
y así el matiz nativo de la resolución
se opaca con el pálido reflejo del pensar,
y empresas de gran miga y mucho momento
por tal motivo tuercen sus caudales
y dejan de llamarse acciones.

(traducción de Tomás Segovia)

¿Qué te parece? ¿Te vas a animar? Después de todo, Hamlet es uno de esos libros que, además del atractivo literario y estético, es sumamente estimulante, pues suele dejar a su lector con muchas preguntas y muchos motivos de reflexión a propósito de la vida, las relaciones con los demás, la sustancia de la realidad, el ejercicio del poder y otras varias cuestiones. No por nada, Hamlet fue una de las obras que movió a Freud a pensar de cierta manera el aparato psíquico humano.

En fin, los motivos para emprender esta lectura son muchos, así que… ¿Ser o no ser? ¿Leer o no leer? En el fondo, no parece ser una cuestión difícil de resolver.

 

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