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Cuando se necesita explicar la muerte a un pequeño, es recomendable contemplar múltiples factores

Además de ser una fecha importante en la cultura mexicana, el Día de Muertos pretende ser un acercamiento más libre hacia la muerte. Como si, mediante los recursos del jolgorio y la ironía, el miedo a la muerte se desvaneciera y la noción de la pérdida se convirtiesen en sinónimo de una extensión de la vida cotidiana.

Sin embargo, cuando la muerte visita de pronto, las palabras se nos van de los labios y el suelo de la realidad se pierde en la mente de los niños. Por ello, cuando se necesita explicar la muerte a un pequeño, es recomendable contemplar múltiples factores, por ejemplo, el contacto previo con mascotas o algún personaje favorito fallecidos, la edad física y madurez emocional, entre otros.

De acuerdo con la Unidad de Trauma, Crisis y Conflictos de Barcelona (UTCCB), cuando un adulto y un niño comparten sus experiencias en torno a la muerte, suelen encontrarse mejor preparados para enfrentar el deceso de una persona querida. El simple hecho de expresar lo que se piensa y siente, no sólo fortalece el ambiente de comunicación; también brinda una guía para elaborar el duelo. Por ello, la UTCCB hace las siguientes recomendaciones:

– Son los padres los que necesitan transmitir la muerte de un ser querido a los hijos –o al menos un adulto mayor con un vínculo afectivo con el niño.

– A la hora de transmitir el fallecimiento de un ser querido, hay que elegir un lugar tranquilo, conocido, acogedor y seguro para el niño.

– Utilizar un lenguaje adecuado según la edad del niño, así como un tono suave, calmado e incluso cariñoso, de modo que la actitud necesita ser cercana y respetuosa.

– Evitar que cunda el pánico cuando se utiliza la palabra “muerto” o “fallecido”. Lo ideal es explicar que ha sucedido un evento muy triste, que la persona ha fallecido y que ello ha ocurrido de cierta manera.

– Permitir que el niño pueda hacer preguntas o tome su tiempo para expresar lo que siente. Ante las preguntas, lo ideal es responder sincera y honestamente, usando términos claros que puedan brindar información fácil de asimilar.

– Comprender que los niños pueden llegar a sentir miedo de abandono, desamparo e incluso miedo de su propia mortalidad (o la de un ser querido), por lo que pueden estar los siguientes días de mal humor, con problemas para dormir, o perder el interés en su día a día. En este caso, lo ideal es dejar en claro la posibilidad de expresar los sentimientos de tristeza y llanto, permitiendo ser a ambos lados ser sinceros respecto al fallecimiento de alguien querido.

– Reasegurar que, en la medida de lo posible, todo volverá a la normalidad.

En caso de que los niños y adolescentes estén mostrando actitudes de autoagresión, depresivas o incluso problemáticas durante más tiempo de los meses necesarios para el duelo, es indispensable asistir con un especialista en psicología.