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El célebre cosmólogo estadounidense anticipó hace 20 años la debacle de su país

Es ineludible: todo imperio termina por desmoronarse. El cómo y el cuándo son dos interrogantes en torno a las cuales se acostumbra especular. Sin embargo, existen aquellos que parecieran ser capaces de leer acertadamente los ritmos. Al igual que otras figuras prominentes, Carl Sagan, astrónomo, escritor y presentador de televisión, fue contundente al afirmar hace un par de décadas que la decadencia de Estados Unidos, "imperio" aún vigente, estaba próxima:

Tengo un presentimiento de un Estados Unidos en los tiempos de mis hijos o mis nietos, cuando tenga una economía basada en los servicios y la información; cuando prácticamente toda la industria manufacturera se haya marchado a otros países; cuando asombrosos poderes tecnológicos estén en manos de unos cuantos y ningún representante del interés público sea capaz de atender los problemas; cuando la gente haya perdido la habilidad de diseñar sus propias agendas o cuestionar abiertamente la autoridad; cuando sosteniendo nuestros cristales y consultando nerviosamente nuestros horóscopos, y con nuestra capacidad crítica en declive, cuando ya no seamos capaces de distinguir entre aquello que nos hace sentir bien y aquello que es verdad, entonces nos resbalaremos, casi sin notarlo, hacia atrás, hacia la superstición y la oscuridad. 

Esta cita es extraída del libro The Demon Haunted World (1997), y rescatada por el sitio Open Culture, en el cual Sagan también hace una referencia a un escenario que fácilmente podría aludir a la actual escena mediática y al uso de las redes sociales no sólo para esparcir información falsa, o en el mejor de los casos confusa, sino también para simular conocimiento y "celebrar la ignorancia":

La lenta decaída del contenido sustancial entre los medios más influyentes, con encabezados cada vez más sintéticos [...] presentaciones crédulas sobre pseudociencia y superstición, pero sobre todo una especie de celebración de la ignorancia. 

Cuando se oficializó la vitoria de Trump, fue un balde de agua fría para el mundo. No obstante, muchos señalan que el lado positivo de la noticia es que muy probablemente nos encontramos en la antesala mortuoria del sistema financiero y cultural que nos ha regido durante ya un buen rato. El "oscurantismo" que representa Trump podría fácilmente ser la gota que acelere el derramamiento del vaso y con ello, finalmente, cambiarían los paradigmas. 

El reto ahora será, además de sobrevivir a esta etapa terminal, ser capaces de que "lo que venga" sea mucho mucho mejor que lo que se ha impuesto hasta ahora.