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En el debate inacabable entre personalidades introvertidas y extrovertidas, uno podría pensar que los mejores oradores son aquellos que tienden a la extroversión, pero eso no parece sostenerse en la práctica

Dananjaya Hettiarachchi es un profesional del discurso público que enfatiza la introversión como característica de un buen orador, pues a decir suyo, los introvertidos “tienden a ser un poco más empáticos”, mientras los extrovertidos “tienden a proyectar, a veces demasiado, y bloquean a la audiencia”, pues lo vuelven todo “acerca de sí mismos”.

Según Hettiarachchi, empresario y orador viajero, el arte de hablar en público depende de un delicado balance energético entre el orador y su audiencia. No se trata sólo de presentar un buen discurso, con apropiada dicción e información interesante, sino en lograr “leer” las reacciones de la audiencia, las condiciones de la sala, incluso del clima, pues no es lo mismo dar un discurso en un aula universitaria que en un parque a plena luz del sol.

Hettiarachchi, de hecho, se identifica como introvertido, pero afirma que en muchas ocasiones conversa con los asistentes o miembros de la audiencia antes de la presentación para “medir las aguas”, como se dice. 

El problema con los introvertidos es que temen ser el centro de atención, y pueden sentirse juzgados por la audiencia. Sin embargo, a través de la práctica, las capacidades para leer a otros —que son el as bajo la manga de los introvertidos— pueden hacerlos conectar con la audiencia a un nivel más profundo.

La práctica genera confianza, y según Hettiarachchi, “cuando los introvertidos son capaces de dominar la confianza al tomar el escenario, pueden presentarse a sí mismos como más auténticos que los extrovertidos.”