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Si aplicamos un poco de sabiduría a nuestras decisiones sin duda nuestra vida mejorará pero, ¿cómo hacerlo?

Sabiduría es un término complejo de definir y aún más complicado al momento de practicar. Tal vez esto se deba a que responde a un cúmulo de cualidades –por ejemplo prudencia, visión y coherencia– armonizadas entre sí, que terminan proveyendo una panorámica muy clara respecto a un asunto en particular. Y a partir de este nítido filtro, las cosas se revelan con mucho más claridad y sentido.

Por otro lado, sobra decir que la vida de una persona es en buena medida ese camino que resulta de la suma de decisiones de una persona, ya sea "libres" o en respuesta a las circunstancias a las cuales va siendo expuesta. Así que si fuéramos capaces de aplicar un poco de sabiduría a nuestra toma de decisiones, entonces todo apunta a que podríamos vivir una vida más grata.

Obviamente uno de los ingredientes más comunes en las aguas de la sabiduría es la experiencia. Sin embargo, en lo que llegan las canas, las arrugas y esa mirada penetrante que sólo los años pueden forjar, existe un simple hack, una especie de juego mental, que podría ayudarte mucho para tomar decisiones acertadas.

¿Alguna vez has notado que tu capacidad para desentrañar los problemas de otras personas es mucho más alta que cuando se trata de hallar las respuestas a tus propios retos? ¿Te ocurre con frecuencia que eres bueno para dar consejos a tus amistades sobre cómo enfrentar ciertas situaciones pero que al momento de descifrar tu propio escenario pareces mucho menos sabio?

Bueno, pues ahí está precisamente el hack que necesitas. Un estudio reciente de las universidades de Waterloo y Michigan, publicado en la revista Psychological Science, concluyó que las personas tendemos a tener mucho más claridad y a ser más "sabias" cuando despersonalizamos una situación. Los participantes debieron imaginar un escenario en el que su pareja les era infiel y luego en el que la pareja de un amigo cometía una infidelidad. Posteriormente se les solicitó llenar un cuestionario para medir qué tan sabias serían las reacciones en uno y otro caso.

Casi sin excepción los participantes calificaron mejor en el caso del escenario ajeno, por lo que la Association for Psychological Science Observations concluyó:

El estudio confirmó que las personas son más sabias cuando razonan el problema de alguien más que cuando razonan sobre sus propios retos [...] Tomar distancia con sus propios problemas, en términos psicológicos, los llevó a razonar más sabiamente –visualizarlo como si estuvieran dando un consejo a un amigo.  

Aunque pueda ser algo lógico o que ya hayamos notado antes, el hecho de que sea comprobado metódicamente reafirma esta premisa. Ahora sólo queda probarlo la próxima vez que tengamos que tomar una decisión importante o encarar un problema puntual en nuestras vidas.