Muchas cosas son las que se saben de Stalin y también son muchas las que se piensan acerca de este personaje que transformó la URSS. Buenas o malas, las acciones de Stalin trastocaron la percepción de muchos individuos. Por eso, aquí los dejamos con una lista de 10 datos poco populares sobre este personaje histórico:
Su apellido no era Stalin, sino Jughashvili; él mismo se lo cambió a Stalin a partir de la base de la palabra rusa que significa "de acero" (a.k.a., "José de Acero").
Algunas veces invitó a sus amigos para proyecciones de películas en su cine privado. Su traductor le ayudaba a entender lo que decían los personajes del filme.
Stalin exigió de sus guardias que no entraran en su despacho no importando qué ocurriera, incluso si lo escuchaban llorar o gritar. Entonces se decidió a probarlos y comenzó a gritar como si estuviera en agonía; los guardias finalmente entraron para auxiliarlo, y perdieron sus vidas. Lamentablemente, le pasó como en el cuento "Pedro y el lobo": cuando realmente necesitaba ayuda, nadie se atrevía a entrar en sus aposentos.
Su reinado estuvo lleno de terror --metió a mucha gente a la cárcel por sus opiniones políticas o incluso por nada y allí vivieron torturados, exiliados, muertos de hambre, y además se les obligaba a realizar trabajos forzados.
Cuando su hijo fue capturado por los nazis, Hitler se atrevió a hacer una oferta de rescate a Stalin, quien la rechazó sin ninguna duda. Yakov murió en la prisión nazi como todos los demás.
Fue acusado de colaborar con la policía política secreta real, lo cual nunca fue confirmado por ningún documento. Los amigos de su padre estaban ayudándolo a escapar. Sólo a partir del último exilio fue salvado por la Revolución, en febrero de 1917.
Su propósito era obtener dinero para su partido político.
Lo hacía en todas partes: en su oficina, en casa, en una casa de verano. Tenía enormes bibliotecas que contenían principalmente libros sobre economía, historia, filosofía y marxismo. Odiaba la literatura atea.
Eso es lo que dijo en las elecciones del Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1934, frase muy aplicable a nuestro “transparente” sistema político.
La primera fue en enero de 1940, para hacer un pacto de no agresión con Hitler y por el inicio de la guerra soviético-finlandesa. La segunda vez fue en 1943.
(Vía: http://bestpictureblog.com/)