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Honduras, en el año 500. Un grupo de indígenas hondureños se adentra a la selva de la Mosquitia. El objetivo es sobrevivir ante la presencia abominable de aquellos personajes blancos y malolientes que con un artilugio gariboleado mandan a dormir a los mesoamericanos

Honduras, en el año 500. Un grupo de indígenas hondureños se adentra a la selva de la Mosquitia. El objetivo es sobrevivir ante la presencia abominable de aquellos personajes blancos y malolientes que con un artilugio gariboleado mandan a dormir a los mesoamericanos.

¿Cuánto tardaría la selva para adoptarlos o abortarlos? La supervivencia bajo este régimen de vida no podría durar mucho. Sin embargo, el increíble instinto de supervivencia reestructura la adaptabilidad tanto individual como social, lo que llevó a que, en 1940, se descubriera la Ciudad Blanca o la Ciudad del Dios Mono. 

Cuenta la leyenda que el explorador Theodore Morde realizó una expedición afirmando que existía una ciudad perdida del Dios Mono, donde indígenas veneraban enormes esculturas de simios. Él, guiado por las anécdotas de Charles Lindbergh, el primer aviador en cruzar el Atlántico, donde se vislumbraba una asombrosa metrópoli antigua que sobresalía entre la maleza de la selva. No obstante, antes de confesar la ubicación de este sitio histórico, Morde murió en un accidente automovilístico.

De acuerdo con un artículo de NatGeo, un grupo de arqueólogos logró hace unos días constatar las leyendas descubriendo las ruinas intactas de una "Ciudad Perdida” que era poblada por una misteriosa cultura que se presume existió en la época precolombina. En este redescubrimiento encontraron una pirámide de tierra, un caché notable de esculturas de piedra, movimientos de tierra, plazas amplias y otros elementos de esta civilización que existió hace miles de años. El arqueólogo Christopher Fisher, de la Universidad Estatal de Colorado, explicó que entre los elementos encontrados está una piedra ceremonial en forma de asientos (metates) y buques finamente tallados y decorados con figuras zoomorfas, buitres y serpientes, mientras que el objeto más llamativo es la escultura de una cabeza de jaguar, el cual podría representar un chamán o brujo transformado en espíritu o con los juegos de pelota ritualizados. 

Cabe mencionar que el redescubrimiento de la Ciudad Blanca dio lugar a dos fenómenos principales: los saqueos de la zona y la interminable deforestación que ha azotado al planeta (en especial en este lugar). Por consiguiente, los investigadores decidieron no revelar la ubicación de la ciudad para evitar la presencia de saqueadores.