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El “holograma” y “botarga” que hizo que el mundo volteara a ver la marginación indígena deja la diligencia del movimiento. El hoy extinto Marcos aconseja ver la vida con humor; ahora se llama Galeano

SUBCOMANDANTE-MARCOS-HQ2.jpg-HQ-62En pleno siglo XX los indígenas en el mundo proseguían, al igual que hoy, en sus luchas. Cuando el planeta se adentraba en la globalización aclamada por los líderes mundiales, y México firmaba un tratado comercial (TLCAN) que, en la teoría de los políticos, integraría al país al primer mundo, un grupo de indígenas liderados por un mestizo de clase media, el subcomandante Marcos, se erigía como un movimiento en defensa de su dignidad, y daban una lección al mundo: la marginación de los oprimidos de las conquistas se alimentaba, quizá más que nunca, de la dinámica neoliberal.

La lucha por la autonomía de los pueblos que son excluidos por el sistema capitalista de la acumulación y por el sistema político de la “modernización” aún sigue. Aunque muchos creen que el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se trató de un movimiento sin frutos, en la discreción de su filosofía, hoy viven en Chiapas en comunidades autónomas que con sus propios gobiernos, organización y cosmogonía desafían a un mundo que avanza en la dirección del consumismo y la acumulación.

El legado más potente de los pueblos nativos es quizá el recuerdo de que existen otras formas posibles de vivir; la cultura es una creación, una que se ha ido por un camino individualista (pero que es moldeable). En el marco del homenaje a Galeano, el zapatista recientemente asesinado, el subcomandante Marcos, anuncia su renuncia como vocero del zapatismo. En un memorable escrito describe un asunto por demás ridículo; y es que, si no hubiera sido por una cara mestiza, el mundo acostumbrado a ignorar las demandas indígenas tal vez hubiera menospreciado el levantamiento armado. De esta forma, Marcos sólo fue una invención estratégica del verdadero zapatismo; una botarga, un holograma. Ahora, en honor al insurgente Galeano, Marcos deja de existir para llamarse Galeano.

Aquí el comunicado del hoy extinto Marcos:

Fragmentos:

Y para que esa impertinente que es la muerte quede satisfecha, en su lugar de Galeano ponemos otro nombre para que Galeano viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida.

Así que hemos decidido que Marcos deje de existir hoy.

Quienes amaron y odiaron al SupMarcos ahora saben que han odiado y amado a un holograma. Sus amores y odios han sido, pues, inútiles, estériles, vacíos, huecos.

No habrá entonces casa-museo o placas de metal en donde nací y crecí. Ni habrá quien viva de haber sido el subcomandante Marcos. Ni se heredará su nombre ni su cargo. No habrán viajes todo pagado para dar pláticas en el extranjero. No habrá traslado ni atención en hospitales de lujo. No habrán viudas ni hereder@s. No habrán funerales, ni honores, ni estatuas, ni museos, ni premios, ni nada de lo que el sistema hace para promover el culto al individuo y para menospreciar al colectivo.

Si me permiten un consejo: deberían cultivar un poco el sentido del humor, no sólo por salud mental y física, también porque sin sentido del humor no van a entender al zapatismo. Y el que no entiende, juzga; y el que juzga, condena.

Podrán decir luego que lo del personaje fue ocioso. Pero una revisión honesta de esos días dirá de cuántas y cuántos voltearon a mirarnos, con agrado o desagrado, por los desfiguros de una botarga.