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Al parecer, los primeros humanos vivían en una perpetua orgía

Por: Jimena O. - 05/01/2014

A pesar de lo que podamos creer, las relaciones monógamas sólo surgieron con la agricultura. Antes de eso no existía tal cosa como la idea de exclusividad sexual.

Nos han inculcado la idea de que, desde que el hombre es hombre, hombres y mujeres siempre han buscado unirse en relaciones monógamas (a pesar de algunas claras excepciones), pero, ¿acaso esto es cierto?

Christopher Ryan y Cacilda Jethá creen que la relación en que el hombre da sustento a la mujer a cambio de su fidelidad reproductiva surgió con la agricultura (y la propiedad privada), hace unos 10,000 años, pero el ser humano como lo conocemos tiene una historia de unos 200,000 años.  Entonces, ¿cómo era la vida sexual del hombre antes de la agricultura? En la etapa de caza y recolección privaba un igualitarismo feroz, se exigía que todo fuera compartido, y Ryan y Jethá sostienen que esto incluye a las parejas. 

¿Qué clase de simios somos? Somos más cercanos evolutivamente al chimpancé y al bonobo que el elefante africano y el elefante asiático entre sí. Ningún primate tiene una vida sexual parecida a la de los simios, las chimpancés y las bonobos se aparean de una a cuatro veces por hora hasta con una docena de machos por día cuando están en sus días fértiles. Un ser humano promedio tendrá sexo unas 1000 veces en su vida, bastante más que un gorila o un oranguntán, que sólo disfrutarán de estos placeres unas 10 o 20 veces.

La mujeres musou, del suroeste de China, no tienen mayores tabúes sexuales, sostienen relaciones con cientos de hombres sin que eso represente ningún conflicto social. Varias tribus en al amazonas creen que un niño nace por acumulación de semen, así que las mujeres copulan con diferentes hombres para poder sumar todas sus características y tener el hijo o hija que quieren.

Puede que para los más recatados esto parezca choqueante pero, al parecer, antes el modo habitual de relacionarse sexualmente no era la cita romántica, sino lo que hoy llamaríamos, simple y llanamente, una orgía.