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Hembras infieles de los monos gelada tratan de ocultar sus amoríos

Por: Jimena O. - 03/06/2013

Geladas salvajes cambian su comportamiento para evitar que sus parejas sexuales descubran sus amoríos.

Mientras que las hembras generalmente solo se reproducen con el macho dominante del grupo o del harem, la oportunidad de ser infiel siempre existe. Machos subordinados siguen a algunos de los grupos, mientras que machos solteros también los rondan.

La primera barrera que los monos adúlteros deben superar es encontrar un sitio para ocultarse en su hábitat natural, que se caracteriza por ser una amplia pradera.

Por tres años, los investigadores estudiaron el comportamiento sexual de 200 geladas salvajes (Theropithecus gelada). Notaron que los geladas infieles tratan de ocultar su comportamiento a pesar de no tener espacios privados para sus encuentros amorosos.

Los machos líderes de una manada y sus hembras generalmente son muy ruidosos al copular, al grado que se les puede escuchar a más de treinta metros de distancia, por ende la manera más fácil de tener un amorío es guardando silencio y mantenerse atento en cuanto a la ubicación del macho líder.

Tras estudiar más de mil relaciones sexuales entre los primates, los investigadores encontraron que aquellos que cometían infidelidades tendían a emitir menos ruidos sexuales. Además, las hembras que eran infieles al macho líder con los subordinados lo hacían a una distancia segura. La combinación de estos comportamientos sugiere que la pareja altera su comportamiento tácticamente.

Los principales investigadores de la investigación son: Aliza le Roux de la Universidad de Free State-Qwaqwa, Noah Snyder-Mackler de la Universidad de Pennsylvania,  Eila Roberts y Jacinta Beehner de la Universidad de Michigan.

El estudio, publicado en la última edición de Nature Communications, también demuestra que la infidelidad tiene consecuencias: el macho líder persiguió de manera violenta a la pareja hasta separarlos. La agresión no se interpretó como competencia directa, ya que el líder rara vez copulaba con la hembra después del ataque, sino más bien, fue una especie de castigo.

Thore Bergman, profesor de psicología, ecología y biología evolutiva de la Universidad de Michigan explica: “Estudiar tanto la decepción como el castigo en el medio natural, especialmente entre primates, le permite a los científicos entender mejor estrategias cooperativas y competitivas”.

[Futurity]