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Investigaciones encuentran que la ketamina restituye conexiones cerebrales perdidas, por lo que podría convertirse en un antidepresivo de mejores efectos que los existentes actualmente.

Aunque las sustancias en sí mismas no poseen ninguna valoración positiva ni negativa, el contexto en que se da su uso determinan que se les alabe o se le condene, se les eleve a un estatus de protopanacea o se les relegue al rincón de lo supuestamente inútil o, peor aún, de lo prohibido.

Este es un poco el caso de la ketamina, un anestésico que también se consume con fines recreativos y que, por este mismo motivo, ha sido desdeñada en sus posibles efectos terapéuticos.

Concretamente, investigadores de la Universidad de Yale y del Instituto de Salud Mental de Estados Unidos, dieron a conocer, cada uno por su parte, que la ketamina regenera las conexiones entre células nerviosas en zonas del cerebro relacionadas con las emociones y el ánimo, por lo cual podría convertirse en la base de nuevos medicamentos contra la depresión de mucho mejor efecto que los existentes en la actualidad.

De acuerdo con Ron Duman, psiquiatra y neurobiólogo de Yale participante en el estudio, este podría ser uno de los hallazgos más prometedores para combatir dicha enfermedad mental desde los años 70, cuando comenzaron a desarrollarse los antidepresivos. “

Desde hace algunos años se descubrió que la ketamina ayuda en situaciones de depresión severa en la que otros tratamientos fracasaron, a veces incluso con un alivio que se siente apenas tomar la sustancia.

En la investigación de Duman y compañía, la ketamina actuó directamente sobre la pérdida de conexiones sinápticas entre neuronas (la causa fisiológica de la depresión), restituyéndolas con rapidez y revirtiendo los déficits causados por el estrés, todo esto en cerebros de ratas expuestas a condiciones críticas que produjeran síntomas similares a los de la depresión humana.

En cuanto a la investigación llevada a cabo en el Instituto de Salud Mental, igualmente se encontró evidencia de que la ketamina fortalece las conexiones sinápticas. Tomando en cuenta que las neuronas tienen una estructura que recuerda a las de un árbol (de ahí el nombre de una de sus partes: “dendritas”), Carlos Zarate, del ISM, explica:

Lo que ocurre en la depresión es que las ramas y las hojas se marchitan y [las neuronas] se ven como un árbol en invierno. Una droga como la ketamina hace que el árbol se vea como uno de vuelta a su primavera”.

Por supuesto las investigaciones continúan y, de concretarse, la sustancia será manipulada para quitarle su capacidad alucinatoria.

[NPR]