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El mercado de la intimidad: ¿Le pagarías a alguien para que le pusiera nombre a tu hijo?

Sociedad

Por: Jimena O. - 08/14/2012

En la era de los "coachs", los community managers, ¿surgirán pronto servicios donde el outourcing tomará también posesión de nuestra vida más íntima? Contrata un experto, por qué no dejas que alguien lo haga por ti, sí ya existe un app o una compañía para eso.

En la era de los coaches de vida, en la era en la que emulamos a las celebridades que tienen niñeras para su perros miniatura, en la era en la que hombres pagan cuotas a sitios en línea para que les consigan una cita, donde existen granjas de madres substitutas y donde algunas personas pagan a diseñadoras o decoradoras para que les acomoden las fotos de su álbum de bodas, tal vez no falta mucho para que algunos de nosotros le paguemos a alguien para que nombre a nuestro hijo, o rentemos un amigo, o contratemos a un "querólogo" para que nos dija lo que queremos.

Arlie Hochschild  se pregunta en su libro The Outsourced Self: Intimate Life in Market Times hasta que punto llegaremos, cuando el mercado apunta ya a la intimidad. ¿Pagaremos para que nos hagan vivir experiencias emocionales a la medida, montajes domésticos de alegría familiar o crisis simuladas con fines de transformación psicológica, como ocurre en la película The Game

Hochschild introduce en su libro a personas que contratan servicios que hace algunos años abrían sido un escándalo. Grace Weaver, de 49, contrata a Evan Katz,  para que sea su entrenador de amor ("love-coach"). Katz escribe la información de su perfil, le toma fotos y postea en las redes sociales.

Hochschild luego analiza el otro lado del outsourcing, viaja a la India a entrevistas a madres substitutas, donde tener un hijo se ha convertido en una transacción financiera.

Este modelo de capitalismo no sólo es el resultado del excedente o de personas que tienen mucho dinero, Hochschild realizó un sondeo en California, en el que le preguntó a personas de diferentes estratos si contratarían un "love-coach", a una persona que organice suna fuiesta o a alguien que les ayude a ordenar las fotos de un álbum, y descubrió que la gente de menos ingresos también estaba ávida de contratar estos servicios. El enunciado "No siempre puede confiar en tu familia y amigos para hacer lo que quieres, pero siempre puedes confiar en el dinero", parece haberse extendido en la conciencia colectiva de la sociedad capitalista.

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