Selección de Alemania 'calla' simbólicamente ante la complicidad de la FIFA con autoridades de Qatar
Sociedad
Por: Mateo León - 11/23/2022
Por: Mateo León - 11/23/2022
Este miércoles, antes de iniciar su partido contra Japón, la Selección de Futbol de Alemania posó por un instante para las cámaras con la mano en la boca, en un gesto de protesta ante la amenaza de la FIFA de sancionar al equipo en caso de que portara el brazalete "OneLove", alusivo al orgullo LGBTQ+.
Como es sabido, la homosexualidad y otros tipos de orientaciones sexuales distintas a la heterosexualidad están prohibidas legalmente en Qatar, país donde se celebra la Copa Mundial de la FIFA, e incluso las manifestaciones de apoyo son motivo de sanciones.
El uso del ahora polémico brazalete comenzó a iniciativa de la Asociación Holandesa de Futbol, que inició en 2010 la campaña OneLove entre los equipos de su liga para promover "el apoyo a la unión de todas las personas", así como para condenar todas las formas de discriminación.
La idea fue tan bien recibida que en los años siguientes el uso del brazalete se extendió a otras ligas, equipos nacionales y torneos de la UEFA, la asociación que organiza el fftbol profesional en Europa. En 2022, nueve equipos nacionales europeos anunciaron que portarían el brazalete OneLove durante su participación en el Mundial de Qatar.
Sin embargo, la realidad ha sido otra. Ya desde los primeros días de este torneo han surgido los conflictos que obviamente se presentarían por al menos dos circunstancias.
La primera, la evidente disparidad de formas de vida, prácticas, ideas e incluso cosmovisiones que existe y ha existido históricamente entre Occidente y el Otro, representado en esta ocasión por el mundo árabe y específicamente por la sociedad qatarí. Y ello, sin que ni una ni otra parte tengan una disposición marcada por comprender o al menos darle un lugar a esa diferencia. Europa se caracteriza por buscar imponer sus formas y el Otro históricamente ha respondido con resistencia a esos intentos de imposición.
La segunda circunstancia a tener en cuenta es el conflicto de intereses entre la FIFA y los inversores locales de este torneo. Entre los miles de millones de dólares que implica la celebración del Mundial o permitir el uso de un brazalete que apoya a la comunidad LGBTQ+, la elección de la FIFA no parece muy enigmática.