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Estudio muestra que ser trabajador de construcción es el mejor trabajo (si quieres ser feliz)

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 02/09/2022

¿El capitalismo nos engaña con su urgencia de escalar y maximizar la rentabilidad de nuestras actividades? Quizá la felicidad está en usar las manos y tener buenos colegas

Los trabajadores de construcción quizá no sean los primeros que vienen a la mente cuando se piensa en el trabajo ideal. ¿Sería mejor dedicarse al desarrollo de tecnología, ser abogado, médico o trabajar en el sector financiero? 

Algunos se sorprenderán al descubrir que el trabajo ideal, si se considera la felicidad que produce en los individuos (¿y qué otra cosa sería más importante?), es el de trabajador de constructor. Esto fue revelado por la compañía Tiny Pulse (que asesora a algunas de las empresas más importantes del mundo) tras un sondeo realizado en 2015 y destacado en el libro The Molecule of More del psiquiatra Daniel Z. Lieberman y el escritor Micheal E. Long.

Para estos expertos, los resultados revelan algo esencial de la psicología humana. Lo que nos produce felicidad y bienestar cotidiano tiene que ver con las relaciones que tenemos y el sentido de dirección y de participación en grupos y proyectos que realmente hacen algo: "Los trabajadores de construcción toman planes abstractos y los hacen reales. Usan sus mentes y sus manos. Al mismo tiempo disfrutan de altos grados de camaradería".

Lieberman nota que tener un trabajo que solamente nos produce muchos ingresos no otorga el balance necesario para tener una vida feliz. Se necesita algo que estimule tanto la mente como el cuerpo y que nos permita disfrutar de la confianza y la relajación de la socialización. El psiquiatra enfatiza el valor de "juntarse después del trabajo para tomar cervezas", algo común entre los trabajadores de construcción.

Se debe mencionar que este sondeo fue hecho en Estados Unidos y las condiciones laborales de los trabajadores de construcción en distintas partes del mundo pueden variar. Evidentemente, los trabajadores que son duramente explotados (como ocurre, por ejemplo, en algunas megaconstrucciones en Qatar y Emiratos Árabes) seguramente no reportarían la misma "felicidad".

De cualquier manera, hay tres principios que pueden rescatarse para la reflexión. El primero es el más obvio: la importancia de la socialización, la camaradería, el espíritu gregario y la posibilidad de tener amigos entre pares en el trabajo. Diversos estudios médicos han demostrado que uno de los principales predictores para una vida larga y sana son las relaciones íntimas que tiene una persona. No hay mejor inmunomodulador que la compañía amistosa.

El segundo tiene que ver con las ventajas de trabajar con las manos. Esto es algo que ya notaron filósofos como Heidegger y Simone Weil, grandes críticos de la tecnología y la automatización del trabajo. Involucrar el cuerpo (y específicamente las manos) en la labor diaria parece tener notables beneficios. Quizás algunos vienen de la concentración (y relajación) requeridas para trabajar con las manos en tareas que exigen altos grados de atención y que nos conectan con la materialidad de las cosas.

El tercero es sugerido por Lieberman: convertir lo abstracto en algo concreto. El trabajador de otros rubros difícilmente tiene la posibilidad de ver su trabajo reflejarse en algo real y concreto. No es lo mismo que el trabajo de una persona se transforme en una cifra, en una felicitación o en una página web que en una calle o en una casa. 

Podríamos añadir otras razones por las cuales este tipo de trabajo puede promover la felicidad. Una podría ser el hecho de que las construcciones permiten a los trabajadores estar libres de tiempo de pantalla, generalmente trabajando al aire libre. Otra posible razón viene del pensamiento sobre el trabajo y la opresión social de Weil. La filósofa francesa creía que uno de los motivos por los que los trabajadores de las fábricas de ensamblaje vivían tan oprimidos tenía que ver con que la atomización y especialización del trabajo les impedían entender qué estaban haciendo y evitaban que tuvieran conocimiento de las otras fases de la labor. El trabajador de construcción generalmente tiene al menos una idea -mas o menos holística- de todo lo que está haciendo y sabe para qué sirve lo que hace. En muchos casos es capaz de realizar todas las tareas necesarias en una construcción y entiende el funcionamiento de las máquinas y herramientas que usa. No es un mero número realizando una tarea relativamente absurda sin ninguna concepción del proceso y la finalidad.

Este sondeo también nos permite comprender la actual recuperación de ciertos oficios -como la carpintería o el bordado-, incluso como formas terapéuticas, así como la popularidad del movimiento DIY (do it yourself). La lógica del "hágalo usted mismo". Hay una especie de profunda alienación en el ser humano que deja de crear -o construir- con  las manos.


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Imagen de portada: Euractiv