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'Belleza revelada' de Sarah Goodridge: ¿el mejor regalo erótico de la historia?

Arte

Por: Luis Alberto Hara - 08/06/2021

Un misterioso desnudo miniatura que ha dejado perplejas a varias generaciones

Sarah Goodridge fue una pintora estadounidense de la primera mitad del siglo XIX que alcanzó cierta notoriedad, pero se le recuerda sobre todo por un misterioso regalo que le hizo a un prominente político de su época.

En aquel entonces las mujeres no podían votar y era muy raro que pudieran desarrollar carreras como "artistas". No era la era del sexting ni mucho menos. La sociedad en la que vivía Goodridge era sumamente conservadora, pero ella fue una excepción. Tempranamente demostró aptitudes en el dibujo y  fue admitida al taller del artista Gilbert Stuart.

Goodridge nunca se casó pero logró apilar cierta fortuna pintando retratos en miniatura. Pintaba retratos, bustos (pero no desnudos) de personas de la alta sociedad de Massachussets.

La excepción es su autorretrato en miniatura Beauty Revealed de 1828, una pintura de sus senos incrustada sobre marfil, de 6.6 x 7.9 cm. Lo más sorprendente es que este retrato fue un regalo que le hizo al hombre más famoso de su tiempo, el senador Daniel Webster, quien fuera tres veces candidato a la presidencia.

Imagen: MET

Goodridge pintó en numerosas ocasiones el retrato de Webster, pero en 1828 le envió también esta deliciosa provocación. Webster era viudo y padre de tres hijos, aunque poco después volvió a casarse. Webster y Goodridge mantuvieron correspondencia hasta su muerte y ella le dejó en su testamento su caja de pinturas. Aparentemente Webster destruyó todas las cartas de Goodridge, pero conservó esta miniatura que ahora es un objeto de culto y le pertenece al MET.

Numerosos escritores y críticos -entre ellos el escritor John Updike- han comentado la magistral ejecución de esta miniatura y el misterio que encierra esta pequeña cajita de inesperada belleza. Nunca se sabrá cuál era la naturaleza de la relación entre Goodridge y Webster (y es mejor que así sea). Con Belleza revelada y esta interrogante, Goodridge hace patente una verdad particular del arte, que al mismo tiempo que revela, oculta un enigma mayor.


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Imagen de portada: MET