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Los pulmones verdes son esenciales para la calidad de vida en las ciudades

La modernidad es el paso hacia la urbanización. Con ello vienen algunas ventajas: empleos, movilidad, cultura, espectáculos, etc. Pero también muchas desventajas: estrés, tráfico, contaminación, paisajes abarrotados y una "densidad" generalizada, física y mental. 

Hoy en día resulta evidente que pese a las promesas del progreso, la urbanización no es necesariamente una receta para la felicidad, y ni siquiera para la prosperidad. Pero, aunque la urbanización parece una tendencia casi inevitable, hay algo que se puede hacer para paliar sus elementos tóxicos: fundamentalmente, mantener y crecer "pulmones verdes", esto es, parques urbanos que sirvan como refugios de la vida natural. Una tendencia se manifiesta en la urbanización mundial que sigue a la ciudad de Nueva York, que ha tenido éxito en construir parques ecológicamente sostenibles y que aligeran la vida en la ciudad. Esto sólo se ha acentuado con la pandemia, pues esta ha enfatizado lo esencial que es tener espacios verdes y abiertos.

Los "pulmones verdes" cumplen diversos roles en una ciudad, y pueden considerarse como elementos activos que elevan la calidad de vida significativamente. De hecho, los espacios verdes ayudan a reducir la temperatura (algo esencial en nuestra época), disminuyen el ruido y son hogar de animales y plantas que enriquecen la diversidad de las ciudades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como mínimo mantener 9 m2 de áreas verdes por habitante en una ciudad. Lamentablemente, esto no se cumple en la mayoría de las ciudades de Latinoamérica. En cambio, países del norte y centro de Europa como Alemania, Holanda o los países escandinavos superan los 50 m2 por habitante. En países como Italia, Portugal o Grecia el indicador se mantiene dentro del límite de lo saludable, entre 10 a 15 m2 por habitante. Claramente vemos que los pulmones verdes están relacionados con auténtico desarrollo y pueden considerarse un indicador de riqueza. Así pues, no es extraño ver una tendencia entre los jóvenes a abandonar las grandes ciudades, aunque evidentemente son aquellos de clase media y alta quienes pueden darse ese lujo.

 

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Imagen de portada: Flickr CC