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Pobres, con educación elemental y sin trabajo formal: 7 de cada 10 fallecidos por covid-19 en México

Sociedad

Por: Jimena O. - 07/12/2020

En la realidad, no es cierto que el coronavirus pueda afectar a cualquier persona; las condiciones socieconómicas de una población son un factor determinante en los contagios

Entre las varias discusiones que ha suscitado la emergencia sanitaria de la covid-19 (la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-Cov-2 detectado por primera vez en Wuhan, China, a finales de 2019), una de las más recurrentes es la que relaciona las condiciones socioeconómicas de una población con los medios de los que disponen sus integrantes para enfrentar tanto la enfermedad en sí misma como las distintas situaciones derivadas de ella (las cuales pueden ser de índole económica, familiar, emocional, etcétera).

Varios investigadores e intelectuales han señalado ya la desigualdad que la covid-19 hizo innegable y evidente. Dado que esta es una pandemia (es decir, una enfermedad que ha afectado a prácticamente todo el mundo), la covid-19 ha revelado las formas tan distintas en que cada gobierno del mundo reaccionó, las maneras en que cada una de las sociedades afectadas ha respondido a la enfermedad pero sobre todo, como decíamos, las limitaciones –y en algunos casos, carencias francas– que cada país ha tenido que sobrellevar y aun descubrir en el proceso de intentar contener la ola de contagios y fallecimientos en sus respectivos territorios.

A este respecto, un análisis preliminar publicado recientemente sobre la situación en México ha arrojado cifras que confirman el carácter eminentemente selectivo de este nuevo coronavirus. Si bien se ha dicho que el agente patógeno puede atacar a cualquier persona sin distinción de su edad o su género, en la realidad esta afirmación es sólo parcialmente cierta, pues a juzgar por las cifras de este estudio, las condiciones socioeconómicas de una población pueden ser también un factor decisivo para contagiarse, enfermar y aun fallecer por causa de la covid-19.

El estudio en cuestión lleva por título “Mortalidad por Covid-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico”, y fue elaborado por Héctor Hernández Bringas, doctor en ciencias sociales e investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIMM) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En este, el investigador encontró algunos indicadores interesantes (y preocupantes) que en este momento permiten esbozar un perfil de las personas en México que están muriendo de covid-19, ello a partir del análisis de la información asentada en las estadísticas de mortalidad del Subsistema Epidemiológico y Estadístico de Defunciones (seed) de la Secretaría de Salud Federal, el cual a su vez se alimenta de las actas de defunción emitidas a nivel nacional.

En su análisis, Hernández Bringas observó las siguientes tendencias:

-7 de cada 10 fallecidos por covid-19 en México son hombres.

-De ellos, 7 de cada 10 fallecidos tenían entre 40 y 69 años de edad.

-7 de cada 10 fallecidos por covid-19 en México tenían una escolaridad de primaria o inferior (primaria incompleta, preescolar o sin escolaridad).

-Casi 9 de cada 10 fallecidos por covid-19 en México pertenecían a alguno de estos sectores de ocupación:

  • No remunerado, amas de casa
  • No ocupado, jubilado o pensionado
  • Empleados del sector público
  • Conductor o ayudante de vehículo
  • Ocupaciones no especificadas
  • Profesionales
  • No ocupados
  • Ayudantes, peones y similares
  • Artesanos y trabajadores de fábricas, reparación y mantenimiento

Sobre este último punto cabe concluir, así sea provisionalmente, que las personas que fallecieron en México por causa de la covid-19 no fue necesariamente por salir a divertirse o por visitar una plaza comercial, sino sólo por salir a trabajar y buscar su sustento.

Asimismo, dadas las condiciones precarias de seguridad social en el país, es posible suponer que buena parte de dichas personas, en vista de la ocupación que tenían, no contaban con algún tipo de cobertura médica garantizada al momento de enfermar, lo cual también debió de generar algún tipo de gasto económico imprevisto para sí mismos y para sus familias.

En ese sentido, Hernández Bringas también encontró que más de la mitad de las defunciones reportadas por covid-19 ocurrieron en instalaciones médicas destinadas a la población en general, esto es, aquellas que reciben a personas que no cuentan con ningún tipo de seguro médico derivado de un empleo legalmente formalizado.

Quien conozca las condiciones socioeconómicas de México podrá pensar, justificadamente, que estas cifras son consistentes con el perfil del sector mayoritario del país. Sin embargo, a decir del investigador, ciertas diferencias permiten asumir una cierta “selectividad” en las personas que han contraído el coronavirus y fallecido por su causa. 

En particular, Hernández Bringas señala el hecho de que la estructura por edad de las personas muertas por covid-19 es muy diferente a la de la población nacional, de ahí que, por el momento, dicha presunción parezca factible.

El investigador concluye su artículo diciendo que, de momento, esto datos son apenas un borrador de un análisis que necesita ser mucho más completo. Como es sabido, la epidemia en México todavía no ha encontrado un punto de estabilización, y diversos factores –socioeconómicos varios de ellos– vuelven un tanto impredecible su comportamiento.

Con todo, un análisis de este tipo puede ayudarnos a comprender mejor la situación que vivimos y las medidas que, a nivel personal y colectivo, podemos tomar para enfrentarla.

 

Consulta en este enlace el artículo “Mortalidad por Covid-19 en México. Notas preliminares para un perfil sociodemográfico”, de Héctor Hernández Bringas

 

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Imagen de portada: Angélica Escobar