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El telescopio solar más poderoso del mundo, instalado en Hawái, captó imágenes de la superficie del sol con un grado de detalle que antes no había sido posible obtener

Esta imagen fue tomada el 10 de diciembre pasado por el Telescopio Solar Daniel K. Inouye, que se encuentra en la cumbre del monte Haleakalā, en la isla hawaiana de Maui. Se trata de la superficie de nuestro sol, vista a detalle como nunca antes había podido ser observada.

Como puede apreciarse, en su interior más íntimo, la superficie solar está dividida en celdas que forman a su vez una red un tanto irregular pero al mismo tiempo dotada de una suerte de armonía única, natural a su diseño. 

Entre los datos más sorprendentes de las imágenes obtenidas se encuentra el hecho de que cada una de las celdas que se pueden observar tiene más o menos la misma superficie que el estado de Texas, esto es, casi 700,000 km².

Desde un punto de vista técnico, el telescopio cuenta con un lente de casi 4 m, lo cual lo hace el telescopio solar más poderoso del mundo, capaz de observar estructuras en el sol con un tamaño mínimo de 30 km. Cabe mencionar, además, que el telescopio, aunque ya es operativo, se encuentra todavía en construcción.

Los astrónomos creen que gracias a observaciones como esta, será posible entender mejor la naturaleza y el funcionamiento del sol; por ejemplo, fenómenos como que la corona solar es millones de grados más caliente que la superficie, o la manera en que los ciclos solares se suceden en el astro y los efectos que ello provoca en su actividad.

Por otro lado, con un sentido más poético es posible notar la semejanza de las imágenes captadas con otros paisajes diversos de la realidad conocida. La retícula solar guarda una semejanza increíble con superficies como la piel, el desierto, el tejido de ciertas membranas y órganos de nuestro cuerpo (y de otros animales) o incluso el interior de una célula.

Con cierta imaginación podríamos pensar en esa secreta correspondencia de la que hablan algunos textos de la antigüedad y, acaso, como sugirieron los antiguos maestros, todo en efecto está conectado, y como es arriba es abajo.

 

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