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El trip-report del periodista del New York Times

Michael Pollan se ha convertido involuntariamente en un vocero del movimiento psicodélico en el mainstream de la cultura. Aunque muchas celebridades han empezado a hablar de sus experiencias transformadoras e importantes universidades han realizado estudios muy prometedores en los últimos años, Pollan es probablemente la persona más "normal" o "seria" y a la vez con mayor prestigio intelectual que ha compartido una serie de experiencias personales investigando plantas psicodélicas en el último tiempo. Su libro How to Change your Mind, como varios de sus libros anteriores, es uno de los best sellers del año.

Para escribir el libro Pollan realizó "investigación de campo" e ingirió ayahuasca, psilocibina, LSD, 5-MeO-DMT y otros psicodélicos. Destacamos aquí algunos de sus trip-reports más destacados.

Llama la atención su experiencia fumando el veneno del sapo de Sonora (Bufo Alvarius), el cual contiene la poderosa molécula psicodélica 5-MeO-DMT, que es considerada una de las sustancias psicodélicas más potentes del mundo. A diferencia de otras experiencias más suaves y amorosas, esta fue un contacto directo con el aspecto terrible de lo numinoso, aunque también, con el aspecto misterioso y maravilloso:

Tuve una experiencia terrorífica. No todas fueron dulzura y luz. Hubo episodios de terror en todas, pero fue especialmente aterradora la expriencia con el 5-MeO-DMT. Este tipo de experiencia es sobrecogedora -no sólo el ego se disuelve, sino que todo se disuelve-, toda la materia se disuelve en pura energía, al menos según mi experiencia. Y eso fue terrorífico.

Lo mejor del viaje fue que sólo duró 15-20 minutos. Cuando acabó tenía una sensación de gratitud como nunca antes. Gratitud no sólo por estar vivo, sino porque existe la vida. Que exista algo me pareció un regalo -porque podría no haber nada-.

Pollan nota que el rasgo sobresaliente de este tipo de sustancias psicodélicas, también llamadas enteógenos, es que suelen producir una experiencia de disolución del ego. Esto es sumamente interesante pues al perder rigidez la sensación del ego, la experiencia de la conciencia se vuelve más abierta y es posible sentir una sensación de profunda conexión -con la naturaleza, el universo, etc.-. Pollan no es una persona religiosa, así que prefiere identificar la espiritualidad con la ausencia de egoísmo.

En otra experiencia tomando psilocibina en su jardín, Pollan cuenta que empezó a tomar conciencia como nunca antes de que él no era el único sujeto allí que percibía; las plantas también eran sujetos. Aunque ya creía esto intelectualmente, por primera vez lo supo emocionalmente. En esta experiencia pudo sentir que su ser más íntimo no era idéntico a su ego, lo cual le ayudó a tomar distancia de su comportamiento neurótico.

Hay que mencionar que Pollan no recomienda tomar plantas psicodélicas sin una guía (la mayoría de sus experiencias fueron guiadas por terapeutas). Y una vez que se han tenido estas experiencias, él sugiere que hay que buscar hacer reales, a través de la meditación, los entendimientos que producen estas sustancias, lo cual es el verdadero reto de la vida.  

 

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