¿Qué hace realmente el famoso pulpo de Hokusai con la mujer? Según la ciencia, nada sexual
Ciencia
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 05/11/2015
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 05/11/2015
Sin duda muchos identificarán la imagen principal de esta nota: la escena sexual, un tanto monstruosa, un tanto inesperada, ente un pulpo y una mujer de rasgos orientales que, según parece, se encuentra en un momento de placer memorable con el cefalópodo. La ilustración es una xilografía de Katsushika Hokusai llamada Tako to Ama, El sueño de la esposa del pescador, y usualmente se clasifica dentro del género ukiyo-e, y en particular dentro del shunga, el arte erótico japonés del siglo XIX.
El grabado ha suscitado mucha curiosidad, artística en casi todos los casos pero, como en el curioso análisis que hace poco hicieron astrónomos forenses del cuadro de Monet Atardecer de Étretat, así también Diane Kelly, en el sitio Throb, examinó la validez científica de la ensoñación de Hokusai.
En la lectura de Kelly el arrobo de la mujer es indudable, no así el del pulpo, que estrictamente no muestra ninguna señal de excitación sexual. Por su color y sus dimensiones, el animal parecer ser un ejemplar macho del pulpo gigante del Pacífico (Enteroctopus dofleini) en cuya piel se encuentran cientos de células cromatóforas, las cuales le otorgan la coloración, la posibilidad del mimetismo, la textura y, cuando se trata de ejercer la actividad sexual, un singular patrón cutáneo de manchas blancas contra un fondo rojo. Un primer signo de que el pulpo del grabado tal vez no esté especialmente emocionado con lo que hace.
Otra prueba más para esta hipótesis se encuentra en el lugar más obvio del cuerpo del pulpo: el órgano que usa para copular. Como en otras especies, el pulpo gigante del pacífico también tiene un pene, sin embargo, en su caso es un apéndice más bien pequeño cerca de su cabeza que en realidad no utiliza durante el acto reproductivo. A cambio, se sirve del hectocótilo, un brazo que cumple las funciones del pene al momento de fecundar a la hembra.
En la imagen de Hokusai, sin embargo, el brazo que debería corresponder al hectocótilo (el tercero) no muestra las características de excitación habituales durante un momento de excitación sexual, a pesar de que parece acercar a la mujer tal y como lo haría con una hembra con la que está a punto de aparearse. En vez de estar preparado para inseminar a la hembra (tal y como se muestra en este video), el hectocótilo luce enredado con cierta ternura alrededor de la espalda de la mujer, lo cual podría parecer romántico aunque quizá también un poco obsceno.
Por último tenemos la interpretación más común que se hace de la escena: la mujer no está siendo penetrada por el pulpo, sino que más bien se trata de una sesión fenomenal de sexo oral, una representación de un cunnilingus imposible y por eso mismo incomparable. Sin embargo, nos dice Kelly, ¿de verdad una mujer querría sobre su genitalia una boca bien afilada, con una lengua dentada capaz de perforar conchas y exoesqueletos de animales marinos?
El arte es fantástico, pero de cuando en cuando no le sienta mal un poco de solvencia científica.
También en Pijama Surf:
Los diversos usos del escroto en grabados japoneses del siglo XIX
La imagen prohibida de Leda y el cisne de Derrick Santini, ¿bestialismo o arte erótico?