El uso de sustancias modificadoras de conciencia ha sido ampliamente documentado en animales: de hecho, se piensa que los seres humanos aprendimos el uso y valor de muchas plantas medicinales a partir de la observación de los animales en su hábitat natural
Pero puede ser que los animales no busquen siempre el efecto psicoactivo en las plantas: según Mike Jay en su libro High Society: Mind-altering drugs in history and culture, la teoría del uso medicinal es mucho más plausible. Jay cuenta, por ejemplo, que en Etiopía "el descubrimiento del café se atribuye a los pastores que observaban a los rebaños de cabras ponerse inquietas y vivaces luego de consumir granos de café. A las cabras les encanta el café, y las plantaciones modernas deben protegerse de ellas" .
Además, la simbiosis entre la proliferación del café a través de las heces de las cabras y el gusto de las cabras por los efectos de la cafeína, suena como uno de esos pactos naturales de mutuo apoyo a los que los humanos siempre buscamos sacar provecho.
Una leyenda, entre muchas otras sobre el descubrimiento de la ayahuasca, narra que fue el jaguar el que le enseñó al chamán a utilizar la liana que forma parte del compuesto de este milenario brebaje y que combinada con otra planta que contiene DMT hace posible el consumo vía oral de este poderoso enteógeno.
¿Pero qué hay de las drogas psicoactivas presentes en la naturaleza? Ronald Siegel, al igual que Mike Jay, ha enfatizado el componente traumático en el uso de distintas sustancias. Johann Hari utiliza el ejemplo del búfalo de aguas de Vietnam. En general, el búfalo detesta las plantas de amapola; pero cuando los bombarderos estadounidenses atacaron el país, los búfalos dejaron sus zonas habituales y se alimentaron de amapolas. Se cree que no sólo por razones alimenticias (no era la única fuente de alimento), sino para tranquilizarse de los bombardeos.
Jay va tan lejos como para suponer que los psioactivos pueden tener una función de gestación social muy importante, dando lugar a estructuras nuevas y más evolucionadas, es decir, más aptas para conservar nuestras condiciones de vida en el planeta.
Además del componente sensorial del uso de psicoactivos, "la habilidad para alterar la conciencia de maneras dramáticas pero controlables, tiene muchos usos, y existe mucha evidencia que sugiere que los humanos han utilizado tales sustancias instrumentalmente: incluso, en algunos casos, elaborando sus sistemas sociales por entero alrededor de estados alterados de conciencia, como los producidos por las sustancias".
¿Por qué no pensar que en algún momento en la historia, como creía Terence McKenna, el uso de ciertas sustancias psicoactivas confirió una ventaja evolutiva al ser humano y, quizás, ello siga ocurriendo?