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Tribu amazónica rápidamente se vuelve adicta al porno, víctima del contenido explícito y los algoritmos inteligentes

A principios del nuevo milenio nació una iniciativa del Media Lab de MIT encabezada por Nicholas Negroponte, la idea era llevar prosperidad al mundo con el plan "One Laptop per Child",  computadoras portátiles baratas para todo el mundo y así crear una revolución educativa. Claro que esta revolución educativa también traería una serie de problemas, pues con la tecnología venían accesos a agresivas y poderosas culturas extranjeras con modos muy distintos de concebir la vida.  Se asumía como un bien universal tener acceso a Internet, pero hoy sabemos que esto no es del todo así.

Un ejemplo radical de los problemas de traer el internet a culturas remotas ha sido atestiguado en tiempos recientes. 

En lo profundo de la selva amazónica, a lo largo del río Ituí, vive la tribu Marubo. Durante siglos, han mantenido un estilo de vida aislado, viviendo en chozas y hablando su propio idioma. Sin embargo, el reciente acceso a internet ha traído consigo desafíos imprevistos para esta comunidad.

Inicialmente, la llegada de internet, proporcionada por Starlink, fue recibida con entusiasmo. Tsainama Marubo, de 73 años, comentó: “Cuando llegó, todos estaban felices. Pero ahora, las cosas han empeorado”. El internet ha introducido a los jóvenes de la tribu a contenidos como pornografía, redes sociales, estafas y videojuegos violentos, lo que ha generado preocupación entre los líderes comunitarios.

La exposición a estos nuevos elementos ha causado un cambio en el comportamiento de los jóvenes. Alfredo, un líder de la tribu, expresó su preocupación por el aumento de comportamientos sexuales agresivos y la adopción de costumbres ajenas a su cultura tradicional. A pesar de estos problemas, Tsainama insistió: “Pero por favor, no nos quiten el internet”.

Para intentar mitigar estos efectos negativos, los líderes de la tribu han decidido limitar el acceso a internet: dos horas por la mañana, cinco horas por la tarde, y acceso total los domingos. Esta medida busca equilibrar los beneficios del internet, como oportunidades educativas y acceso a servicios de emergencia, con la necesidad de preservar su cultura y bienestar.

La activista brasileña Flora Dutras ha señalado que esta situación refleja un problema de etnocentrismo, donde se impone una tecnología sin considerar las necesidades y consecuencias para la comunidad local. Mientras tanto, los Marubo continúan adaptándose a esta nueva realidad, intentando encontrar un equilibrio entre el progreso y la preservación de su identidad cultural.