Taylor Swift y el Superbowl: teorías de la conspiración y fama desmedida en un mundo decadente
Política
Por: Emilio Novis - 02/04/2024
Por: Emilio Novis - 02/04/2024
El Super Bowl, que tiene como adversarios a los Chiefs the Kansas City y a los 49ers de San Francisco se ha vuelto uno de los eventos deportivos con mayor interés en la historia de Estados Unidos, pero, sobre todo, por razones extradeportivas. Esta temporada ha marcado un fenómeno de morbo e interés en la audiencias por la presencia de Taylor Swift en los estadios, apoyando a su novio Travis Kelce, receptor de los Chiefs. Swift, como todos saben, se ha convertido en la artista más popular del mundo rompiendo todo tipo de récords de ingresos por una gira.
Más allá de esto, la situación se ha polarizado y ha alcanzado niveles descomunales de especulación debido a que el 2024 es año electoral en Estados Unidos y el país se encuentra dividido en una guerra ideológica de lo que llaman "identity politics". Parte central de la campaña coloca en oposición la ideas conservadores de derecha de Trump y sus allegados con las ideas liberales identificadas con el wokismo. Swift es vista como una embajadora del wokismo o de lo políticamente correcto. En esta situación de alta polarización, un ala radical del partido republicano llamada MAGA (Make America Great Again) ha empujado la teoría conspiratoria de que el Super Bowl está arreglado para que los Chiefs ganen y la pareja de Swift y Kelce cobren aún mayor popularidad, al tiempo que apoyan públicamente la presidencia de Biden. En otras palabras, toda la temporada de la NFL habría sido una operación psicológica orquestada por los demócratas, o el "deep state", o en su defecto, los Iluminati.
El movimiento MAGA surgió en Estados Unidos durante la campaña presidencial de 2016 de su líder implícito, Donald Trump. Este movimiento, que se convirtió en un grito de batalla para muchos de sus seguidores, se basa en la creencia de que Estados Unidos alguna vez fue un país "grande", pero ha perdido este estatus debido a influencias extranjeras, tanto dentro de sus fronteras a través de la inmigración y el multiculturalismo, como fuera de ellas por la globalización y la integración de economías nacionales. Los miembros de MAGA consideran que este declive puede revertirse mediante políticas de "América primero", que promueven un mayor proteccionismo económico, una reducción significativa de la inmigración, especialmente de países en desarrollo, y fomentan o imponen lo que consideran valores americanos tradicionales.
Desde que Swift expresó su apoyo a los derechos de aborto y criticó al expresidente Donald Trump, se ha convertido en blanco de teorías de conspiración, incluyendo acusaciones infundadas de ser una "operación psicológica" del Pentágono, según un segmento de Fox News. Durante la pasada elección, Swift manifestó apoyar la candidatura de Biden y cuando pidió a sus fans que inscribieran para votar hubo un pico en la inscripciones electorales.
Con la clasificación de los Chiefs al Super Bowl, algunos influencers de derecha han sugerido que la presencia de Swift en el juego es parte de un plan para asegurar la reelección de Joe Biden, utilizando su influencia para un respaldo de alto perfil. La cuenta "EndWokeness" en Twitter sugirió que la popularidad de Swift no es natural, sino una operación orquestada. Benny Johnson, otro influencer conservador, reforzó esta idea, mientras que el excandidato presidencial "anti-woke" Vivek Ramaswamy especuló sobre un posible respaldo presidencial de la pareja. argumentando que la pareja ha sido artificialmente elevada por la prensa. Ramaswamy sugirió también que no hay duda que los Chiefs ganarán el Super Bowl por estas razones.
Laura Loomer, una teórica de la conspiración de extrema derecha, afirmó que Swift sería utilizada en una campaña pro-aborto de los demócratas, y Rogan O’Handley llevó la teoría al extremo, pidiendo a los San Francisco 49ers que vencieran a los Chiefs para "salvar el mundo libre".
Sin embargo, más allá de estas teorías, es innegable que Swift ha crecido en popularidad, especialmente entre mujeres y comunidades LGBT, gracias a sus posturas políticas. Su influencia es comparable a la de celebridades como MrBeast, cuya fama se ha disparado a niveles sin precedentes sin tener demasiado talento (pero no le digas eso a la horda vehemente de swifties). Muchas personas no comprenden su atractivo, por lo cual caen en teorías de la conspiración de manera más fácil. Otra manera de entenderlo es simplemente observando que Swift es sobre todo un producto del capitalismo, no de una conspiración masónica. Swift ha sabido subirse a las tendencias actuales, apoyando ideas como el feminismo y el movimiento LGBT. Y, sobre todo, se ha convertido en una voz guía, que comparte sus experiencias y hace sentir cercanía, utilizando técnicas parasociales, a millones de niñas que se sienten aisladas, creciendo en Instagram y TikTok. Swift les dona vicariamente un poco de su glamour, legitima sus emociones y libera, también vicariamente, a las mujeres de la supuesta opresión del patriarcado.
Decir que se trata de una conspiración probablemente no es correcto -pues al menos no existe evidencia- lo que es indudable es que Swift se ha beneficiado del sistema capitalista que tiende a proteger y hacer crecer solamente a una élite. En su caso, todos se quiere subir a su carro de éxito y recibe más y más apoyos de todo tipo de actores del mundo corporativo y político, pues todos quiere asociarse con la gallina de los huevos de oro. Otra cosa es decir, como lo hace Mark Hemingway en The Federalist, que la popularidad de Taylor Swift es un síntoma del declive de la sociedad. En esto tiene razón, al menos si se mide el esplendor de la sociedad por la calidad de sus gustos, por los temas que le interesan, por los objetos a los que pone atención. Swift es la pop star emblemática de una era claramente menor en un sentido artístico y espiritual. Una era que no tiene intereses trascendentes, que se contenta y concentra con pasar todo el tiempo viendo videos de 10 segundos en TikTok, estimulando banalmente sus centros de dopamina, que solo se ocupa de las causas políticas del momento pero que no tiene idea de la historia o de la cultura clásica, por lo cual su sensibilidad y su intelecto se ven comprometidos. Taylor Swift es hija de su tiempo sin duda y ha sabido capitalizar esta mezcla de capitalismo rampante con nihilismo o ausencia de significado. Un mundo que carece de conexión con lo divino, pero que, sin embrago, no se puede liberar de un instinto religioso, de tener experiencias (seudo)espirituales y entregar su devoción a alguien. Así la apoteosis de una generación es ir a un concierto de Taylor Swift y sentir que están vivos y que por un momento son partes de algo más grande que ellos. Taylor: el ángel de este mundo espiritualmente decadente que solo busca la gratificación inmediata y consumir por un instante la linfa astral de los influencers (esos dioses de la secularidad).