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Virginia Woolf sobre qué es lo que hace que el amor perdure

Arte

Por: Luis Hara - 10/31/2023

Virginia Woolf creía que son ciertos momentos de visión los que permiten que el amor dure

Uno de los enigmas más perdurables de la naturaleza humana es la compleja emoción del amor. El amor, que es una luz o un fuego que todo lo ilumina, pero que difícilmente logra mantenerse vivo. 

Virginia Woolf, con su extraordinaria perspicacia sobre la condición humana, se sumergió en esta pregunta en un pasaje de su diario, brindándonos una ventana a la dinámica interna de su propio matrimonio con Leonard Woolf. Su unión, aunque poco convencional, duró muchos años y, como demuestran sus escritos, fue una profunda fuente de reflexión para Woolf.

En 1926 reflexionó sobre la idea propuesta por el escritor Arnold Bennett acerca de la "cotidianidad" del matrimonio, la rutina monótona que potencialmente erosiona la agudeza de una relación. Bennett planteó que la rutina diaria era el verdadero horror de la unión marital. Sin embargo, Woolf lo veía de manera diferente.

Para ella, no era la rutina diaria la que definía una relación, sino los esporádicos momentos de intensa emoción que interrumpían esa rutina. Observó que la vida podría funcionar en piloto automático durante días seguidos, pero intermitentemente surgirían momentos de sensación elevada, aún más potentes debido a los días circundantes de monotonía. Estos momentos, similares a lo que Thomas Hardy denominó "momentos de visión", eran los que daban profundidad y resistencia a una relación. Es en estos momentos en los que dos individuos se conectan verdaderamente, compartiendo experiencias, emociones y recuerdos que son incomparables en su intensidad. Estas visiones reconectan en la profundidad a dos personas y permiten que puedan seguir imaginándose juntos. Son como destellos de luz a los que pueden siempre pueden recurrir.

La perspicacia de Woolf habla de una comprensión más amplia de las relaciones humanas. Toda relación tiene sus altibajos, sus momentos de monotonía y momentos de exaltación. Pero es la aparición periódica de estos momentos profundos lo que le infunde significado a una relación. Sin ellos, el vínculo podría perder su esencia y vitalidad.

Además, en la propia vida y relaciones de Woolf, particularmente con Leonard, había una evidente interacción entre el espacio personal y la intimidad compartida. Ambos tenían vidas profesionales y círculos sociales independientes. Su vínculo prosperó en un equilibrio entre autonomía y unidad. Se puede inferir que las "distancias" o "espacios" periódicos que se otorgaban mutuamente también podrían haber desempeñado un papel en generar esos "momentos de visión" más profundos.

Las relaciones, especialmente las de largo plazo, no siempre están en constante apogeo. Tienen sus estaciones. Reconocer y apreciar esos momentos de visión, como lo hizo Woolf, puede ser la clave para comprender la naturaleza duradera del amor. 

 
Imagen: CC / National Portrait Gallery of London