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Los derechos de los cenotes: una batalla para proteger y rescatar estos lugares sagrados

Ecosistemas

Por: Patricia Ruiz - 05/17/2022

Si las personas tenemos derechos, ¿por qué no los recursos naturales?

Kana’an Ts’onot o Guardianes de los Cenotes son un grupo de indígenas mayas que están luchando para que se reconozcan los derechos de los cenotes, con el fin de detener la contaminación del agua de la cadena subterránea que se encuentra en toda la península de Yucatán. 

José May es uno de los indígenas de Homún, Yucatán, que están peleando para que las autoridades mexicanas reconozcan como sujeto de derecho al anillo de cenotes de Yucatán. Hacer de los cenotes sujetos de derecho tiene como objetivo detener el deterioro de los lagos subterráneos. 

Son muchas causas las que llevan a la contaminación de estos grandes cuerpos de agua: construcción desmedida de hoteles, falta de tratamiento de las aguas residuales, monocultivos de soya, uso excesivo de pesticidas, proliferación de granjas de cerdos y el megaproyecto del Tren Maya. La región de la península de Yucatán está conformada por suelo kárstico, es decir, el suelo es piedra caliza porosa, la cual permite que la mayor parte de los residuos pasen al manto acuífero.

El pasado mes de febrero, los Guardianes de los Cenotes enviaron una carta de demandas al presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta carta también estaba dirigida a las autoridades locales y estatales y a las secretarías federales encargadas de proteger el medioambiente y la calidad del agua. Hasta este momento sólo la Comisión Nacional del Agua respondió a la misiva. Ante la falta de respuesta, los activistas están preparando un amparo que planean presentar a finales de mayo en los juzgados federales de Mérida.

La importancia de este tipo de iniciativas es darle un estatus legal a la naturaleza, pues eso significa que sus derechos se pueden defender en un tribunal. Otorgarle derechos a cualquier recurso natural hace que este tipo de mandatos jurídicos se cataloguen como “ecocéntricos”; es decir, que sitúan a la naturaleza como lo más importante a defender. Sin embargo, la naturaleza no puede hablar por sí misma; necesita a un grupo de personas que intercedan en su favor. José May afirma: "El cenote no puede hablar. No puede decir nada. Nosotros tenemos que hablar por él".

En 2017 los Guardianes de los Cenotes lograron que se rechazara la construcción de una granja industrial en Homún de 49 mil cerdos. Un año después, la comunidad de Homún consiguió acabar con el proyecto de la granja porcícola gracias a un amparo que presentaron seis niños miembros de esta comunidad, argumentando que la granja violaba su derecho a un medioambiente sano, a una vida digna, al agua limpia y a la autonomía como pueblo maya. No es de sorprenderse que sigan defendiendo su territorio y el libre derecho a la autodeterminación, es decir, a la capacidad de autonomía para la toma de decisiones con el fin de garantizar el bienestar de toda la comunidad, tanto de los seres humanos como de los recursos naturales.

Este caso sentó precedentes y llevó a otras comunidades de la península de Yucatán a emprender acciones contra las granjas de cerdos. Más de 20 comunidades ya iniciaron litigios para protegerse de los proyectos que vulneran el medioambiente. 

La contaminación de los cenotes de Yucatán es cada vez más grave. La ONG Fundación para el Debido Proceso presentó un informe en el que se revela que existen "altas concentraciones de heptacloro, lindano, endosulfán y DDT", plaguicidas clasificados como potencialmente peligrosos. Además, el informe destaca que: "Estos factores pueden explicar por qué, en los últimos 15 años, el estado de Yucatán ha presentado una alta prevalencia de muertes en mujeres por cáncer cérvico-uterino, cáncer de mama, así como una alta prevalencia de malformaciones congénitas y mortalidad fetal e infantil".

El 30% de la población rural de Yucatán obtiene el agua para beber de pozos o cenotes contaminados, y sólo el 4,2% de las aguas residuales de Yucatán son aguas tratadas. Si este reconocimiento se logra, se estaría dando un paso enorme en el camino de otorgarle personalidad jurídica a la naturaleza en todo el territorio mexicano e incorporar leyes acordes a su protección en la Constitución mexicana. La idea ya se incorporó a las constituciones de la Ciudad de México, Guerrero y Oaxaca. 

José May afirma que esta lucha no se va a detener, pues los empresarios han hecho lo que quieren con las tierras mayas que, evidentemente, no les pertenecen.

 

Con información de El País


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Imagen de portada: Cenote Balmil, Homún, Yucatán / Indignación