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La importancia de las abejas para la preservación de nuestros ecosistemas ha llevado a un grupo de científicos a encontrar una maravillosa preferencia de esta especie por el néctar de flores con cafeína

Las abejas son las encargadas de trasladar el polen, pues acuden a las flores en busca de una recompensa que puede ser alimento, refugio o calor y son atraídas por señales químicas (olores) o visuales (colores, formas). Cuando estas buscan el néctar entre los órganos reproductores de la flor, sus cuerpos se llenan de polen que después trasladan involuntariamente a otras flores, realizando así la polinización

Su trabajo polinizador es sumamente importante. Sin embargo, las severas afectaciones al medioambiente han provocado alteraciones en el comportamiento natural de las abejas y la supervivencia de ciertas especies. Para mitigar este desalentador panorama, se han desarrollado diversos estudios desde la biología para inducir nuevos comportamientos polinizadores.

De acuerdo con un estudio publicado por la revista científica Current Biology, las abejas muestran una preferencia inducida por las flores cuando estas se "preparan" con néctar con cafeína. Alimentadas con cafeína, las abejas melíferas (que llevan o tienen miel) forman asociaciones de memoria olfativa más duraderas, lo que podría darles a las plantas con estos activos una ventaja adaptativa al inducir más visitas a las flores. Las abejas que han consumido cafeína muestran un rendimiento de aprendizaje mejorado y es más probable que vuelvan a visitar un bebedero o una flor artificial con cafeína, aunque no está claro si la causa es la mejora de la memoria de las plantas o la "percepción" de la cafeína como recompensa.

Ciertas abejas pueden ser entrenadas para localizar una fuente de alimento usando un olor aprendido y lo hacen de manera más o menos eficiente cuando son expuestas a la cafeína durante la fase de aprendizaje. Esta técnica obtuvo dichos resultados porque los alcaloides, como la cafeína, tienen efectos de amplio alcance en el comportamiento y la toma de decisiones de organismos con cerebro relativamente pequeño, como las abejas. Aunque se cree que la cafeína ha evolucionado como pesticida y "antialimentario" natural, la cantidad de este componente en la concentración utilizada en el experimento no fue repelente para las abejas.

A medida que surge más información sobre el potencial de aprendizaje de las abejas debido a la cafeína, parece que los beneficios para una planta de "entrenamiento" para los polinizadores son considerables. Aprovechar las respuestas conductuales a la cafeína (preferencia inicial de flores preparadas y rápida adquisición de habilidades para el manejo de estas) podría traducirse en un valor agregado para los agricultores, particularmente en cultivos de fresa y tomate, donde los productores hacen una inversión significativa comprando colonias comerciales de abejas para polinización. 

El olor a cafeína puede traer consigo beneficios particulares para algunas variedades de fresas comerciales populares (por ejemplo, Malling Centenary) que muestran una alta dependencia de la polinización por parte de las abejas comerciales. "Proporcionar" cafeína y el olor específico del cultivo a esta especie comercial podría preparar a las recolectoras sin experiencia para que visiten un cultivo determinado que sea preferente respecto de otras flores cercanas. Esto reduciría la competencia con las abejas silvestres y redundaría en una mejor relación calidad-precio de la colonia.

Estos resultados son una aportación valiosa para desarrollar tecnología de polinización de precisión, la cual ayuda a mitigar los efectos de la desaparición de algunas especies de abejas y su trabajo polinizador. Sin duda alguna, aún hay mucho que aprender de estos increíbles y astutos seres. 


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Imagen de portada: Anthony Lee / Unsplash