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¿Por qué la percepción del tiempo se ha alterado durante la pandemia? (ESTUDIO)

Ciencia

Por: Jimena O. - 06/10/2020

Durante la pandemia, nuestra percepción del tiempo se ha visto afectada

Seguramente, en los últimos dos o tres meses has notado que el tiempo pasa más lento que antes. Probablemente se te dificulte diferenciar los días. Ahora lo mismo es un lunes que un jueves o un domingo. 

Es probable que muchos de quienes han tenido la oportunidad de quedarse en casa y sólo salir para lo esencial hayan notado que el tiempo transcurre de una manera muy extraña. 

Antes de la pandemia de covid-19 las rutinas estaban bien estructuradas, los días bien definidos. 

¿Qué le daba orden a nuestros días? Nuestras actividades diarias en los espacios a los que correspondían. Un espacio para el trabajo, un espacio para la escuela, un espacio para los amigos y la familia, un espacio para nuestro tiempo a solas. Y así como todo tiene un espacio, también tiene un tiempo determinado. 

Existen varios grupos realizando investigaciones sobre el impacto que ha tenido esta situación en la salud mental. Estas investigaciones dan cuenta de la importancia que tiene nuestra percepción del tiempo respecto de nuestro bienestar. 

Algunos resultados preliminares de estas investigaciones indican que un gran porcentaje de las personas está experimentando que el tiempo transcurre más lento. Pero la percepción del tiempo se puede vivir de dos maneras: en retrospectiva o en prospectiva. La percepción retrospectiva del tiempo tiene que ver con aquello que ha sucedido en el pasado, lo que ya vivimos. Mientras que la percepción prospectiva del tiempo nos dirige al futuro; planes y deseos que se piensan en la duración, las características y las condiciones de nuestro presente. 

Las personas experimentamos, además, un tiempo interno o subjetivo y uno externo u objetivo. El interno o subjetivo tiene que ver con cómo de manera personal vivimos el tiempo. Por ejemplo, si estamos pasando un buen rato puede parecer que el tiempo pasa más rápido; si estamos aburridos o tristes, nos parece que el tiempo transcurre muy lento. Por otro lado, el tiempo externo u objetivo tiene que ver con lo que tiene una medida específica: los meses del año, los días de la semana, las horas del día, etc. Es decir, ya hay medidas establecidas para saber cuándo y de qué manera pasa el tiempo.

Es así como experimentamos el tiempo en estas cuatro dimensiones: tiempo interno, externo, en retrospectiva y en prospectiva. Tomemos como ejemplo a una persona que no ha salido de su casa más que para lo esencial (como conseguir comida). Sus días transcurren muy parecidos entre ellos, probablemente trabaje desde casa y mantenga sus interacciones con amigos y familia de manera muy limitada (o solamente a través de videollamadas). Tiene más o menos una rutina adaptada a este nuevo contexto, sin embargo, sólo está en casa. No hay eventos relevantes que hagan un corte o disrupción en el transcurrir de sus días. Según el profesor Dan Zakay, de la Escuela de Psicología Baruch Ivcher del Centro Interdisciplinario Herzliya en Israel, la ausencia de eventos relevantes en la vida de una persona provoca la percepción de que el tiempo pasa más lento. 

Por otro lado, Sven Thönes, un investigador de la Universidad Johannes Gutenberg de Alemania, afirma que a través de diversas investigaciones y estudios se ha comprobado que la manera en la que se percibe el tiempo está estrechamente relacionada con nuestro estado emocional.

En un artículo escrito por Sylvie Droit-Volet y su equipo de la Universidad de Clermont Auvergne de Francia, se señala que las personas están experimentando que el tiempo pasa más lento. Pero no sólo eso, sino que también hay registros de que las personas viven esta lentitud del tiempo acompañada por sensaciones de tristeza y aburrimiento. Los investigadores asocian ambas sensaciones con con la desaceleración del tiempo. 

Cabe resaltar que los resultados de este estudio preliminar no han sido revisados por otros científicos de otras disciplinas, es decir, aún no pasan el proceso que en la comunidad científica se conoce como vigilancia epistemológica. Sin embargo, eso no quiere decir que los resultados de esta investigación no tengan validez científica, sino que otros científicos deben compartir sus propios resultados y contrastarlos con los de este estudio para contribuir a la comprensión de un mismo fenómeno en diferentes condiciones.

 

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Imagen de portada: La persistencia de la memoria (1931), Salvador Dalí