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Chomsky nota que la crisis del coronavirus pudo haberse prevenido, de haber tenido líderes políticos auténticos

Es el tiempo de la peste cuando hombres dementes lideran a los ciegos. 

Shakespeare, El rey Lear

 

Noam Chomsky fue entrevistado hace unos días por un sitio italiano. Como más de 2 mil millones de personas en el mundo, el polítologo y lingüista estadounidense, a sus 91 años de edad, también está en aislamiento. Desde su casa en Tucson, Arizona, contestó algunas preguntas y explicó su visión de lo que sucede en el mundo, con una lucidez admirable.

Chomsky notó la gravedad del asunto que enfrenta el mundo y, sin embargo, fue claro señalando que el coronavirus no es el principal problema. El calentamiento global y una posible guerra nuclear incitada por la lucha por recursos naturales -como puede ser el agua en un futuro- son para Chomsky los grandes retos que enfrenta la humanidad en este momento en el que empieza la gran crisis de la civilización. Aunque el problema del calentamiento global quizá no nos coloque de un día para otro en una situación tan diferente y radicalmente incómoda como ha ocurrido en los últimos días, progresivamente pone en riesgo la continuación de la civilización y, aunado a ello, la negligencia de nuestros gobernantes puede tener efectos secundarios cataclísmicos, como una guerra nuclear. 

El politólogo estadounidense señala que incluso a estas alturas, estos desastres podrían evitarse, pero debido al liderazgo de países como Estados Unidos o Gran Bretaña (encabezados por "bufones sociópatas") es poco probable que se haga algo al respecto. Una acción enérgica organizada por un gobierno como Estados Unidos podría obligar a todos los países del mundo a tomar medidas drásticas para evitar el incipiente desastres de la crisis climática, pero, como es obvio -y a la vez aterrador-, los gobiernos no tienen esa prioridad, prefieren ceder toda dirección a lo que Chomsky llama las tiranías de las grandes corporaciones y a la llamada dictadura del mercado.

En una intervención notable, Chomsky agrega que pese a que el coronavirus está modificando cómo nos relacionamos (si somos atentos), en realidad la era de la distancia social ya había empezado hace varios años debido al uso indiscriminado de la tecnología digital, particularmente entre las nuevas generaciones.

En la entrevista, Chomsky afirma que la pandemia del coronavirus pudo evitarse, pues había señales de que la próxima pandemia vendría a través de un coronavirus en una versión modificada del SARS, pero pese a que las señales estaban allí nadie hizo nada significativo. Incluso después del brote en China hubo oportunidad de tener una reacción que hubiera evitado la propagación masiva del virus. Pero puesto que para las grandes farmacéuticas es más rentable hacer cremas cosméticas o desarrollar otro tipo de fármacos, no se concertó una investigación importante sobre este tema. Dicho de otra manera, enceguecidos por la ambición, el egoísmo o la apatía (al permitir gobiernos patológicamente incompetentes), nosotros mismos nos hemos puesto en esta situación. Chomsky recuerda, por ejemplo, el caso de la polio, que era una verdadera amenaza para el ser humano y que fue prácticamente eliminada porque el gobierno de Estados Unidos distribuyó las vacunas de Salk a toda la población sin que las cuestiones económicas de patentes fueran un problema. Pero hoy esto parece algo remoto, por causa de las tiranías privadas.

Pese a esta situación, o en realidad justo por su naturaleza crítica, existe algo que puede ser positivo.

Es un momento crítico en la historia, no sólo por el coronavirus, y nos debería hacer conscientes de las profundas falencias del mundo, las profundas características disfuncionales de todo el sistema socioeconómico, el cual tiene que cambiar si es que va a haber un futuro para nosotros. Así que esto puede ser una señal para que lidiemos con ello hoy y prevengamos que explote. Pero debemos pensar en sus raíces y cómo estas raíces nos llevarán a nuevas y más terribles crisis. 

En otras palabras, es la oportunidad de reinventar el mundo, una oportunidad que se presenta ya como casi una última llamada y a la luz de la situación actual como una posibilidad remota. Esto porque, según Chomsky, incluso el resultado más inmediato de la situación actual, más que un espíritu de transformación socioeconómica basada en la conciencia de la interdependencia, la justicia y la igualdad, podría ser el siguiente: Estados que ejercen más control de sus ciudadanos, Estados policiales que sin embargo mantienen la lógica del mercado neoliberal, siguiendo modelos como el de Pinochet. De cualquiera manera, de acuerdo con Chomsky, la necesidad de replantarse lo que sucede está ahí y la posibilidad de cambiar el curso de la historia existe.

 

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