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El síndrome de burnout es la respuesta al estrés en exceso que produce que el cuerpo sufra una serie de alteraciones negativas

Considerado como uno de los males más representativos de nuestros tiempos, el síndrome de burnout se define como la respuesta extrema al estrés crónico en el ámbito laboral, la cual tiene repercusiones en la vida personal. Si bien existe una suma de factores intrapersonales, como una tendencia en la personalidad al perfeccionismo, algunos autores especialistas en el estrés aseguran que el medio ambiente ejerce un impacto significativo. 

Actualmente es común tener un empleo de más de 40 horas a la semana que requiere un compromiso de 24/7, mientras se procura lidiar con el exceso de trabajo y el poco descanso, una sobreexigencia sostenida y tener pequeñas acciones de autocuidado, hacer alguna actividad física y tener poco tiempo de calidad con amigos o familiares, realizar contados viajes y aun así tener el saldo mínimo en la cuenta bancaria, procurar mantener la casa limpia y con el mayor placer posible. Es normal que al final del día, de la semana y del mes, uno sienta que está cayendo en un abismo.

De acuerdo con los especialistas, el estrés en exceso produce en el cuerpo una serie de reacciones que se traducen como pequeños hints o síntomas de que hay algo que no va bien. Afortunadamente, explican los autores, son fenómenos que se pueden regular sin llegar a una crisis. 

 

Descubre los síntomas más cotidianos del síndrome de burnout

  • Estar cansado todo el tiempo, incluso si se ha dormido 9 horas la última noche. Nunca se tiene suficiente energía a lo largo del día y se siente como si los pendientes estuvieran superando las capacidades de uno mismo. Sin embargo, nunca se piensa en la posibilidad de tomar un descanso. 
  • Es más difícil de lo normal concentrarse. Inclusive cuesta trabajo recordar palabras, lapsus o pequeñas acciones (como no haber respondido algunos mensajes). Los pensamientos se mantienen fluyendo sin ninguna lógica ni coherencia, aun cuando se cierran los ojos. Ante esta situación, uno empieza a preguntarse si pasa algo malo con uno mismo. 
  • El más mínimo estímulo puede generar un estrés excesivo. Aunque sea responder un correo electrónico o un mensaje de texto.
  • Los descansos no son realmente un descanso, ya que uno sólo se da el permiso de disminuir el ritmo sin descansar del todo, de modo que parte de la atención está mentalmente en el trabajo, revisando correos mientras se está cenando con amigos o familiares. 
  • Los vínculos afectivos más cercanos están en conflicto (sin una aparente razón). Uno se siente mal al respecto y parecería que nada lo puede mejorar. Por ello es más fácil aislarse, en vez de pasar tiempo con los amigos o familia, pues así se tiene más tiempo para seguir trabajando. 
  • Se tienen pensamientos pesimistas, con rasgos de miedo de no alcanzar el éxito ni los sueños esperados. Por lo tanto, uno mismo se convence de que si se esfuerza más y se dedica más, el éxito será seguro. 
  • No hay un equilibrio adecuado en la alimentación, principalmente si se suele olvidar tomar un tiempo para desayunar, comer o cenar a unas horas adecuadas y alimentos nutritivos. 
  • Los malestares físicos son cada vez más evidentes: dolores de cabeza, ojos, pecho; alucinaciones olfativas o gustativas; mareos y náuseas; malestares estomacales e intestinales; etcétera. 
  • Ya no hay placer en lo que uno llegó a amar, ni siquiera esos pequeños momentos de tranquilidad y bienestar. 

 

¿Cómo tratar el síndrome de burnout?

  • Lo ideal es establecer un límite de pendientes al día. Máximo cinco si se trata del trabajo. Cada actividad requiere ser realizada con plena conciencia de las sensaciones que genera. Con emoción. Y para ello, es importante hacerlo en dosis mesuradas. 
  • Tener pequeñas pausas de 5 a 10 minutos. Al dividir los objetivos grandes (como entregar un reporte) en pequeños objetivos, es importante tomar pequeñas pausas por cada media hora de trabajo: té en la oficina, reírse con un compañero, un chocolate. Uno se merece un pequeño regalo. 
  • No es necesaria la perfección, ya que como bien dice el director Guillermo del Toro, la clave del éxito es el fracaso. Lo importante es hacerlo. 
  • Asistir a terapia psicológica y tener una red de apoyo con amigos y familiares. Esto incluye tomar momentos para realizar actividades que fomenten bienestar y placer. 
  • Aprender a decir “no”, evitando cargar responsabilidades de otras personas que no le corresponden a uno. 

 

Fotografía principal: Rescue Time Blog