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Vecinos de esta calle de París prohibirán el paso a personas que usen Instagram

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 04/02/2019

Cansados de las perturbaciones a su vida cotidiana, los habitantes de esta calle parisina buscan imponer medidas extremas a personas que sólo acuden para tomarse una fotografía

Por si alguien no lo ha notado, una de las grandes epidemias de nuestra época es la pérdida cada vez más preocupante de la capacidad para vivir una experiencia sin necesidad de "consignarla" en redes sociales. Como bien sabemos, parte de la "forma de ser" de nuestro tiempo implica acompañar invariablemente un suceso de su publicación correspondiente en alguno de los varios brazos sociales de Internet, sobre todo Facebook e Instagram.

Ante esta especie de obsesión colectiva, un grupo de vecinos de la rue Crémieux, en París, han pensado seriamente en prohibir el paso a toda persona que acuda a la calle que habitan con el solo propósito de tomar una foto para Instagram o, en otro caso, a los "influencers" de todas partes del mundo que llegan ahí, sin ningún tipo de solicitud, para grabar videos.

Situada en el XIIe arrondissement, cerca de la Gare de Lyon, la calle se ha convertido en un spot favorito de los adictos a las redes sociales por su aspecto pintoresco: un sitio con evocaciones campiranas anclado en el corazón de París, como si se tratase de un punto olvidado por el paso del tiempo.

La calle alberga edificios donde habitan cerca de 150 personas, quienes en los últimos 5 años han notado con pavor el incremento desmedido de turistas que acuden exclusivamente para tomarse una foto pero que, por su cantidad, cada vez son menos respetuosos de la vida cotidiana del lugar, sus vecinos o su mobiliario. Sus habitantes se quejan, por ejemplo, del rodaje de videos que en ocasiones dura hasta 2 horas, el cual suele estar acompañado de música reproducida a alto volumen. Algunas personas han sugerido cobrar el uso del espacio público, a razón de hasta 135€ por fotografía.

Cabe mencionar, sin embargo, que otros vecinos son más tolerantes y aseguran que en la mayoría de los casos basta con hablar con los visitantes espontáneos para permitir que el flujo normal del ritmo de la calle se restituya.

¿Llegará el día en que las leyes regulen los comportamientos relacionados con la esfera virtual? Por más descabellado que esto pueda sonar hoy, quizá no estemos muy lejos de ello.

 

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