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Para muchos fue una gran decepción, pero aun así hay puntos dignos de rescatarse

El debate entre Zizek y Jordan Peterson fue tal vez el evento filosófico más mediático de la historia reciente. Una supuesta batalla de "dos pesos pesados". Después de 2 horas y media, muchos de los espectadores -al menos entre los que no son parte de sus fandoms- manifestaron que el debate fue una decepción, quizá no porque no esté lleno de algunas buenas ideas, sino porque esperaban demasiado. Quizá esperaban que los protagonistas se enfrascaran en un combate más airado, en términos menos amables y demás; o quizá esperaban que sus problemas fueran solucionados con los insights de estos dos pensadores populares. Nada de esto sucedió. Y muchos notaron que en realidad Zizek y Peterson tienen mucho en común, particularmente en su búsqueda de polemizar o provocar y de enfrentar lo políticamente correcto (otro diría, de llamar la atención). Zizek cerró el debate diciendo que la alternativa a la alt-right no es lo políticamente correcto y exhortó a las personas de izquierda a no ser políticamente correctas y a atreverse a pensar fuera de los juegos de identidad. Algo que Peterson aplaudió; apenas una de sus muchas coincidencias.

Dicho lo anterior, el debate mostró que Zizek tiene mucha más experiencia discutiendo ideas filosóficas y un mayor dominio de los temas que se discutieron (como el marxismo, del cual Peterson demostró tener un entendimiento muy superficial e incompleto). Además, Zizek comprobó tener un sentido del humor mucho más rico que el de Peterson, quien se toma demasiado en serio. Después de todo, Peterson es un psicólogo y su fuerte es la autoayuda, sirviéndose de ciertas sencillas ideas que no son enteramente originales pero que no dejan de ser poderosas (como la importancia de decir la verdad o de encontrar significado en la vida, al cual ve incluso como un instinto que mueve la psique, más aún que por ejemplo el poder, o el sexo, siguiendo en esto a Jung; idea que Zizek ve con sospecha, por el peligro de un significado equivocado, "wrong meaning"). Como habíamos predicho aquí, la atracción que ejerce Peterson en la masa es que sus argumentos son supuestamente sustentados con la ciencia y sus métodos, pero no nota que la ciencia también está influida por la ideología dominante de la época en que se desarrolla. En ese aspecto, Zizek ve más lejos que Peterson, y aunque la hegemonía del discurso científico heredada de la modernidad hace que el punto de vista del psicólogo suela ser más fácil de escuchar y más persuasivo en videos de YouTube, cuando se debate el fondo y origen de las ideas y con alguien que tiene medianos conocimientos filosóficos, sus argumentos parecen endebles y titubeantes, y Peterson queda mal parado. Lo cual es lógico, pues aunque la ciencia es más poderosa que la filosofía en un sentido utilitario, la filosofía es lógicamente más profunda. Asimismo, quedó claro también que Zizek accede a un mosaico cultural mucho más amplio que Peterson, quien resulta un poco provinciano.

Aunque en general el consenso es que Zizek salió mejor librado, muchos críticos han sugerido que fue más claro quién perdió: todos los que vieron y pagaron por el debate (especialmente, los que pensaban que esto es lo más alto de la discusión). Y si estos son nuestros grandes intelectuales, quizás sí estamos entrando en una época un tanto oscura. Quizá Guy Debord ya explicó lo que sucede, en su libro La sociedad del espectáculo: "la autodestrucción del previo lenguaje en común es seguido por su reconstrucción dentro del espectáculo mercantilizado, la ilusoria representación de la no-vida". En otras palabras, la misma filosofía y su lenguaje culto -y la cultura misma- son reconstruidos como un espectáculo para Twitter y YouTube, como una parodia. Y las ideas son reducidas a memes. Y lo mejor del debate son los memes. 

 

* Aquí puedes ver una versión subtitulada en español