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Así se sentía estar dentro de Notre-Dame (un poema de Kerrie O'Brien)

Arte

Por: Jimena O. - 04/17/2019

Un hermoso poema de la poeta irlandesa Kerrie O'Brien sobre sus visitas matutinas a la catedral de Notre-Dame

A continuación presentamos una traducción del poema "Notre Dame", de la poeta irlandesa Kerrie O'Brien, el cual fue primero publicado en el Irish Times. El texto viene muy a propósito del momento en el que buscamos recordar la belleza de la catedral de Notre-Dame y esa sensación única de contemplar sus rosetones, su altar, los arcos de sus techos... Notre-Dame es un templo a la belleza, un lugar en donde sus creadores buscaron imprimir una luz anagógica, es decir, una luz y una forma que eleve al alma hacia los mundos espirituales de la contemplación. Este poema refleja esa sensación de entrar a la catedral y entrar a la vez a un espacio contemplativo, donde es posible que se diluyan las fronteras entre afuera y adentro, o entre la percepción y los objetos percibidos, o incluso entre el cielo y la tierra. 

 

Notre-Dame

Ciertas mañanas

yo era la única

en ver los primeros rayos entrar-

luz

precipitándose a través de los vitrales

espolvoreando todo

rojo rosa oro azul.

La belleza era casi pavorosa

Yves Klein embadurnaba a sus mujeres

de azul

y las arrojaba al lienzo.

Pinceles vivientes

salvajes y escandalosos-

el mismo efecto.

Diferente todos los días

esta cueva cintilante 

una enorme y hermosa cosa encendida.

Siempre sabía

por qué venía.

Azul oro rosa rojo

cayendo como agua

mi paseo por el río,

mi oración por la mañana.

Me acercaba lentamente

y circunambulaba el altar

cruz dorada llameante

en el centro,

anclada raíz aún.

Como es arriba, es abajo

los ojos cerrados

llenando mi corazón 

con su calor

hasta que mi cuerpo

solo era

rosas y sol.

Y el miedo

se deshacía como pétalos 

me creerías si te dijera

que nada se sentía separado.

Notre-Dame

Certain mornings
I would be the only one
To see the first streams of it –
Light
Tumbling through stained glass
Smattering everything
Red gold rose blue.
The beauty almost frightening.
Yves Klein would daub his women
Blue
And hurl them at the canvas.
Living brushes
Haphazard and outrageous –
Same effect.
Different every day
This glittering cave
Big beautiful lit up thing.
It knew and knew
Why I had come.
Blue gold rose red
Falling like water
My river walk,
My morning prayer.
I would step into it slow
Circling the altar
Gold cross flickering
In the centre
Anchored, rooted, still.
As above, so below
Eyes closed
Filling my heart
With the warmth of it
Until my body was
Sunlight and roses
And the fear
Fell away in petals
Would you believe it
If I told you
Nothing felt separate.