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La rara conducta necrofílica de los cuervos

Los cuervos son aves muy sociables, y ese vínculo continúa incluso después de la muerte: a menudo se reúnen y gritan en voz alta cerca de los cuerpos de sus compañeros fallecidos.

Algunos de ellos, en ocasiones, van un poco más lejos: tienen relaciones sexuales con los cadáveres. Sin embargo, los cuervos no están solos en esta peculiar predilección. Los científicos han sido testigos de ejemplos aislados de diferentes tipos de animales, desde patos hasta delfines, que intentan copular con miembros fallecidos de su propia especie.

Aunque no ha sido posible explicar completamente a qué obedece esta conducta, un par de investigadores que estudian cuervos americanos (Corvus brachyrhynchos) ahora tienen algunas respuestas. Estos científicos llevaron a cabo el primer estudio para observar y documentar la práctica de la cópula de cadáveres en cuervos o en cualquier animal vertebrado, para determinar con qué frecuencia sucede y para comprender mejor lo que significa.

Muchos estudios han documentado la inteligencia de los cuervos, desde su destreza para resolver rompecabezas y el uso de herramientas hasta su capacidad para recordar las caras de los humanos que los amenazan. A su vez, en otra investigación destacaron ciertos aspectos del comportamiento social de los cuervos, pues se encontró que los grupos de cuervos notan y reaccionan ante la muerte de sus congéneres.

Swift, una candidata doctoral en la Escuela de Ciencias Ambientales y Forestales de la Universidad de Washington, estaba documentando un "funeral" de cuervos en 2015, cuando observó por primera vez una actividad sexual inusual. En ese momento, ella y John Marzluff, profesor de ciencias de la vida silvestre también en la Universidad de Washington, vieron algo que nunca habían observado antes: un cuervo se acercó al cadáver, lo montó y comenzó a "golpear" de una manera que era inmediatamente reconocible.

En una investigación previa sobre cómo los cuervos se juntan y se comunican alrededor de sus muertos, Swift y Marzluff encontraron que las aves usaban cuervos muertos para identificar y evitar posibles riesgos. Esto hizo que su descubrimiento del nuevo comportamiento de los cuervos (tener relaciones sexuales con los muertos) fuera extremadamente desconcertante, según comentó Swift. Si un cuervo muerto es una señal de peligro, ¿por qué querría un cuervo vivo acercarse a él?. "Participar tan estrechamente con un animal de la misma especie podría exponerlo a enfermedades, parásitos o carroñeros", menciona Swift.

Para un estudio más reciente, los investigadores realizaron una serie de experimentos en cuatro ciudades de Washington, probando 308 pares de cuervos salvajes. Expusieron a las aves a cuervos taxidérmicos cuidadosamente colocados, y a otros cadáveres de animales preparados, como palomas y ardillas, para ver si las respuestas de los cuervos eran comunes a una variedad de cosas muertas o si eran específicas de su propia especie.

Descubrieron que era más probable que los pájaros temblaran alarmados cuando el cadáver que veían pertenecía a un cuervo, particularmente si el cuervo disecado estaba en una postura "muerta" en lugar de en una postura más realista. Las aves se acercaron a los cuervos muertos aproximadamente el 25% de las veces, pero sólo el 4% inició una actividad sexual, lo que sugiere que no se practica comúnmente el alboroto del cadáver, según informaron estos investigadores.

"Claramente, la mayoría de las aves no están involucradas en este comportamiento, y eso sugiere que probablemente haya algún costo asociado que lo haga indeseable", menciona Swift.

Además, los cuervos que montaban aves muertas a menudo demostraron comportamientos agresivos además de una respuesta sexual. De acuerdo con los investigadores, es posible que el mayor estrés de la temporada de reproducción, combinado con la visión de un cuervo muerto, simplemente confunda a algunos individuos, por lo que responden a un cadáver con agresión y sexo. Sin embargo, se requerirá más investigación para poder decir con seguridad qué es lo que hace que algunas aves reaccionen de esta manera, concluyeron.

Los hallazgos fueron publicados en línea el 16 de junio en la revista Philosophical Transactions de la Royal Society B.