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Una de las grandes hazañas del deporte (o algo así)

Eran otros tiempos. Hoy, pese al boom de las microdosis de psicodélicos, algo así parece imposible. Al menos, por el escrutinio de los medios. En 1970 el lanzador de los Piratas de Pittsburgh, Dock Ellis, lanzó un juego sin hit en LSD. Lanzar un juego sin hit es algo sumamente raro, y constituye la gran proeza de un lanzador. Hacerlo bajo los efectos del LSD resulta algo trascendental, aunque quizá no necesariamente más difícil para un buen psiconauta. La historia, que es relatada en esta fabulosa animación, es la siguiente:

Los Piratas estaban enfrentando una serie contra los Padres de San Diego; Ellis pidió el día libre para ir a casa, ya que no lanzaba. Era 1970 y, evidentemente, se trataba de la época de la psicodélica en todo su esplendor. Calculando que no tenía que lanzar, Dock tomó una dosis triple de LSD "Purple Haze" en el aeropuerto. Al día siguiente se despertó y la novia de su amigo le dijo que qué hacía ahí si tenía que lanzar "hoy". Ellis le respondió que lanzaba "mañana" y no le creyó, pues había tomado otra dosis de ácido lisérgico esa mañana, pero ella le mostró el diario donde decía que Ellis era el pitcher para el juego de ese día. Al parecer, Ellis había padecido el clásico caso de tiempo faltante. Subió al aeropuerto y se dirigió a San Diego. Ya en el estadio, Ellis sumó a su trip un poco de anfetaminas "greenies", la droga que todos usaban en ese entonces (antes de la fiebre de los esteroides), aceptada tácitamente. (Se decía que los jugadores de béisbol pasan buena parte del juego en el dugout -o drugout-, así que para lograr concentrarse durante los pocos minutos que entran en acción, optan por un estimulante que los mantenga en una cresta constante de atención).

Estando presumiblemente en la "zona", Ellis lanzó todo el juego en la zona de strike y logró hacer un juego sin hit, uno de los 299 de la historia de las Ligas Mayores hasta hoy en día (en promedio, unos dos al año). El juego fue acompañado por una bruma mística y Ellis de alguna forma consiguió enfocar la zona de strike en medio de alucinaciones espaciales, paranoia y delirios fantásticos (cuando hizo un out en primera base, pensó que había anotado un touchdown). Pese a su extraño comportamiento, Ellis fue apoyado por un buen fildeo de sus compañeros y consiguió realizar una extraordinaria proeza ("el más grande logro atlético jamás realizado por un hombre en una odisea psicodélica"). Si muchos de los éxitos de algunos beisbolistas que tomaron esteroides han sido enlistados con un asterisco, el no hitter de Ellis debería tener más bien una exclamación, celebrando su capacidad psiconaútica de templar los demonios iridiscentes del ácido y utilizarlos a su favor.

 

47 aniversario del no hitter de Dock Ellis (Sports Illustrated)