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Elegante teoría sugiere que la conciencia no es más que la forma en la que vibran las cosas

AlterCultura

Por: Jimena O. - 11/14/2018

La vibración podría ser el origen de la conciencia y la frecuencia constitutiva del cosmos en su totalidad

Una nueva teoría científica propone que la conciencia está basada en vibraciones; específicamente, en vibraciones sincronizadas o resonancias. A grandes rasgos, la teoría de Jonathan Schooler y Tam Hunt se basa en la noción de que todas las cosas en el universo vibran a ciertas frecuencias. A escala subatómica, la materia, más que como una serie de cosas o corpúsculos, puede describirse mejor como vibraciones de diferentes campos. Cuando las cosas empiezan a vibrar juntas, dicen los autores, algo empieza a suceder: las cosas se sincronizan y esto permite "autoorganización espontánea", algo que está ligado con estados de mayor complejidad y coherencia. 

Existen notorios ejemplos de cómo la naturaleza se sincroniza de manera espontánea: las luciérnagas que se reúnen despiden luz en patrones sincronizados de manera no del todo entendida por la ciencia. Los láseres se producen cuando los fotones de la misma frecuencia y poder se sincronizan. La rotación de la Luna está sincronizada con la Tierra de tal forma que siempre vemos la misma cara.

Por otra parte, el físico Jeremy England ha teorizado que la vida puede haber surgido a través de la acción del calor generando la emergencia de la autoorganización o de la autorreplicación. England, uno de los líderes en el campo de la biogénesis y la termodinámica, cree que la vida puede ser algo que sucede de manera natural cuando los átomos son expuestos a una fuente de energía. England señala:

cúmulos de átomos rodeados por un baño a cierta temperatura, como la atmósfera o el océano, tienden a ajustarse por sí mismos para resonar mejor y mejor con las fuentes de trabajo [o energía] mecánico, electromagnético o químico en sus ambientes.

La resonancia es algo especialmente relevante en el caso de las ondas cerebrales (theta, alpha, beta, gamma), las cuales son oscilaciones (o vibraciones) eléctricas del cerebro que están asociadas con ciertos estados de conciencia. Los grupos de neuronas producen oscilaciones al usar impulsos electroquímicos para comunicarse. Las ondas gamma, por ejemplo, han sido observadas en meditadores budistas, particularmente cuando practican la meditación de la compasión. Anteriormente, el científico alemán Pascal Fries sugirió que la comunicación en el cerebro se produce a través de la coherencia o sincronización cerebral. En otras palabras, la actividad única, la firma de nuestra experiencia consciente, es un estado particular de resonancia.

Schooler y Hunt aplican estas ideas a una visión panpsíquica de la conciencia, lo cual es la teoría que más tracción ha ganado en los últimos años, luego de que se acuñara el término del "problema duro de la conciencia", para reflejar que en realidad la ciencia no ha logrado explicar cómo es que se produce la conciencia con un modelo meramente materialista. Científicamente, es más coherente decir o que la conciencia no existe -si se quiere mantener el paradigma dominante- o que la conciencia debe de existir, aunque sea de manera limitada o potencial, en todas las cosas.

En la mayoría de los casos, según la versión panpsíquica, la conciencia sería sumamente rudimentaria, pero al tener organismos más complejos que permiten mayor interconexión, la misma conciencia o la coherencia de la experiencia mental se incrementaría también.

La tesis central de su teoría es que "los enlaces particulares que permiten conciencia a gran escala -como la de los humanos y los mamíferos- son resultado de  las resonancias compartidas entre muchos constituyentes más pequeños. La velocidad de esas ondas resonantes presentes es el factor limitante que determina el tamaño de cada entidad consciente en un momento determinado".

Quizás los hippies no estaban equivocados cuando despertaron al entendimiento de que todo se trata de la "vibra". Pero más aún, y esto hace que la teoría "resuene", es posible que los hindúes no se hayan equivocado cuando creyeron entender que el universo entero no era más que una vibración, aquello que emerge del sonido primordial "OM". Particularmente el shivaísmo, con su teoría del spanda (o vibración) postuló la misma "teoría", en ese caso fruto de la contemplación mística, sosteniendo que la existencia no era más que la vibración de la conciencia divina. En el tantrismo shaiva de cachemira, el universo es visto como la vibración que ocurre en el corazón de Shiva, su emanación y su disolución es el sístole/diástole de la divinidad. Esta vibración cósmica (spanda) es también el modo de la energía universal kundalini, visualizada como una serpiente acaso también por su semejanza con una onda, como la que puede esparcirse en el agua. Kundalini, como dice la Dra Lilian Silburn, "es la fuente de todos los ritmos de vida; lo que genera no es más que ritmo". El más grande maestro tántrico de todos los tiempos, Abhinavagupta, dice "Shiva, consciente, libre y de esencia transparente, siempre está vibrando, y su suprema energía alcanza el borde de los órganos sensoriales; luego él no es más que gozo y como él todo el universo vibra".  Silburn señala que "hoy en día los físicos hablan sobre la importancia de la vibración como un principio unificador fundamental.. antes del siglo 9 en nuestra era, la tradición de Cachemira ya menciona la vibración" como el fundamento del universo.