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Quizá debamos asumir que pasar días pegado a una pantalla es similar a consumir una droga

Es posible que exista una crisis en el cine de calidad, al menos en el cine que llega a las carteleras comerciales. Paralelamente, estamos viviendo una época dorada de las series de TV, particularmente de series que se hacen directamente para Internet. Si le sumamos a esto una simultánea crisis cultural -en un mundo donde cada vez se lee menos y los artistas y filósofos son cada vez menos importantes- y una crisis espiritual -en un mundo en el que las personas cada vez confían menos en las instituciones religiosas y tienden a una visión materialista de la realidad-, no resulta extraño que la adicción a las series se empiece a convertir en un problema de salud. Pues no hay nada -o al menos así parece- mucho más trascendental que ver una buena serie con una persona querida. Y el nuevo modelo on demand, que genera una recompensa instantánea, secuestrando nuestro sistema de dopamina, seguramente también hace más fácil que nos volvamos adictos.

Desde hace unos años se acuñó en inglés el término binge-watching, ver un "maratón de series" o "darse un atracón". Este término es tomado de la cultura de las drogas, como por ejemplo, meterse cocaína (u otra droga que nos enganche) durante un par de días sin dormir. Hace referencia a la conducta de un adicto. En parte, lo hemos asumido como algo no muy serio; nos reímos de que pasamos todo el día pegados a la pantalla, viendo una serie que nos encanta. Pero quizá debamos asumir que pasar días pegado a una pantalla es similar a consumir una droga, una especie de "cocaína digital" o "morfina digital", independientemente de que veamos series de gran calidad. El medio es el mensaje.

Diversos medios reportan el caso de un joven en la India que perdió su empleo y para escapar de la indeseable realidad a la que se enfrentaba, se encerró a ver series de Netflix y pasó días enteros frente a la pantalla. Después de 6 meses de "atracón", el hombre empezó a desarrollar síntomas como sueño irregular, agotamiento y ojos rojos. Se dice que veía diario más de 7 horas de series sin descanso. El joven de 26 años tuvo que ser internado en una clínica de salud mental en Bangalore y recibió tratamiento para ayudarle a desconectarse para luego reconectarse, esperemos que a la sociedad y no al incesante streaming.

Según datos recientes, Netflix acapara el 15% del tráfico del downstream en Internet. La compañía calcula que el usuario promedio pasa 50 minutos al día. Existen múltiples reportes de personas que han visto afectada su salud mental por un uso excesivo de esta plataforma. Evidentemente, el tema tiene que ver con el control y la moderación.