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Ex princesa vuelta activista en favor de los psicodélicos cuenta su conmovedora historia

Khaliya es una empresaria, investigadora, activista ganadora del Middelthon-Candler Peace Prize, filántropa y exprincesa. Khaliya estuvo casada con el príncipe Hussain, quien es hijo de Shah Karim al-Hussayni, el cuarto  Aga Khan, el actual imán de los musulmanes chiítas ismaelíes nizaríes, y uno de los miembros de la realeza más ricos del mundo (quien extrañamente, aunque e suna autoridad religiosa en el mudo musulmán, nació en Suiza). Khaliya sufrió un evento traumático y, según sus propias palabras, tuvo que viajar a un lugar donde ciertas sustancias psicodélicas eran legales para recibir tratamiento para sus problemas. Sobre su recuperación del trauma a través del MDMA, ha escrito un artículo en el New York Times y ha dado esta conmovedora conferencia para un evento de la revista Wired

En el video Khaliya plantea el problema que estamos viviendo a nivel mundial en el área de las enfermedades mentales, y argumenta que la salud mental es un derecho humano y que las drogas psicodélicas representan el área más prometedora en la actualidad. Cita estadísticas que muestran que las enfermedades mentales son la primera causa mundial de ausencia laboral y la segunda causa mundial de muerte. Asimismo, la adicción a los opiáceos está aumentando enormemente en Estados Unidos. Los antidepresivos y los opiáceos son los medicamentos más consumidos del mundo y 22 exveteranos se suicidan cada día en EEUU por no poder lidiar con sus traumas. Ella misma fue secuestrada y sufrió una experiencia traumática que no pudo resolver de manera convencional. Gracias a que contaba con medios para ello, pudo viajar a un lugar donde era legal recibir tratamiento con MDMA, algo que muy pocas personas podrían hacer hoy en día -al menos, de manera legal-.

Khaliya señala que existen casos en los que las personas viven en un estado mental enfermizo (aunque ella prefiere llamarlo de "lesión") en el que es muy difícil que puedan salir a ejercitarse o realizar ciertas actividades que pueden reprogramar ciertas vías neurales. La psiquiatría no logra ayudarlos con una pastilla. En esos casos, la mejor opción parece ser la incipiente ciencia psicodélica. Los psicodélicos, tomados en situaciones controladas, pueden crear nuevos patrones neurales que cambian radicalmente cómo se ve el mundo, a veces en una o un par de sesiones. Ejemplos de esto son el MDMA para los trastornos de estrés postraumático, la psilocibina para la depresión y las adicciones y el LSD para la ansiedad de los pacientes terminales. La teoría que Khaliya se arriesga a conjeturar es que estas sustancias incrementan la neuroplasticidad de manera extrema y producen lo que ella llama "neural re-routing".

Su labor actualmente es generar un movimiento, influir en la cultura y reacudar fondos para poder acelerar el acceso de la población a estas medicinas.