La religión teísta basada en un dios personal tiene un alto componente antropocéntrico. La idea del teísmo es que exista un dios con el que la persona se pueda relacionar, pueda sentir amor y pueda proyectar entendimiento. Así entonces, ha surgido la imagen estereotípica del dios cristiano como un viejo hombre sabio.
En un estudio reciente, un grupo de investigadores quiso sondear el sesgo personal entre los estadounidenses cristianos. Un grupo de 511 cristianos participó evaluando una serie de imágenes de pares de rostros: al ver los rostros, los participantes debían elegir cuál de los dos se parecía más al de Dios.
Para sorpresa de los investigadores, los estadounidenses no ven a Dios como un viejo. Lo ven, en gran medida (y esto no debería ser sorprendente), como son ellos. En general, Dios es visto como un amoroso hombre joven y blanco. Los liberales lo ven con rasgos más femeninos e incluso africanos, y más amoroso. Los conservadores lo ven un poco más viejo, y hacen énfasis en su inteligencia y poder.
En conclusión, las personas suelen ver a Dios como son ellos, similar en edad, atracción física e incluso raza (aunque no en todos los casos).
Evidentemente, este estudio nos habla sobre la psicología humana, no sobre la naturaleza de Dios. Sobre la proyección antropomórfica de la divinidad -algo que para algunos resulta ridículo- merece mencionarse que en el experimento se le dio a los participantes imágenes de personas a evaluar, así que evidentemente es imposible que el resultado de la "imagen de Dios" no fuera el de una persona, un ser humano.
La imagen de la derecha es el rostro de Dios percibido y la de la derecha el "antirrostro" de Dios, según la forma agregada de todas las imágenes utilizadas en el sondeo.