7 principios del Bushido, el código samurái para una vida honorable, leal y justa
AlterCultura
Por: Pedro Luizao - 02/26/2018
Por: Pedro Luizao - 02/26/2018
El Bushido, también conocido como El camino del guerrero, era un código para el samurai que se desarrolló entre el Heian y Tokugawa –entre los siglos IX y XII– y fungió como una guía respecto al estilo de vida basándose en el zen, el confucionismo, el budismo y el sintoísmo. En consecuencia, sus bases eran las siguientes: “lealtad, autosacrificio, justicia, sentido de la vergüenza, modales refinados, pureza, modestia, frugalidad, espíritu marcial, honor y afecto”, desde donde no puede existir el miedo a la muerte –pues habrá reencarnación y se volverá a vivir otra vida en la Tierra– ni al peligro o al riesgo.
Por un lado, el zen brindó la premisa de que un samurái podía alcanzar el definitivo “absoluto”; es decir, concentrarse, alcanzar un nivel de pensamiento complicado de expresar en palabras y conocerse a sí mismo para evitar limitarse por el miedo, la inseguridad o los errores. Por otro lado, el sintoísmo proporcionó lo que algunos llaman “la columna vertebral del patriotismo hacia Japón”, pues según su paradigma la Tierra no está para satisfacer las necesidades personales, sino para rendir lealtad a la “residencia sagrada de los dioses, los espíritus de sus antecesores”. Entre los dioses se encuentra la familia imperial, quien era vista como la fuente de la nación, y el emperador, como la representación del cielo en la tierra. Con ello, el samurái se comprometía no sólo con el emperador y a su daimyo –o señor feudal–; también con la Tierra, para que ésta fuera protegida y alimentada por su patriotismo. Mientras tanto, el confucionismo no sólo estructuró un sentido social (en el cual se le da importancia a las cinco relaciones morales entre Maestro y Siervo, Padre e Hijo, Marido y Esposa, Hermanos mayor y menor, y Amigo y Amigo) sino que también le dio un sentido tanto al hombre como al universo, en donde ambos “fueron hechos para ser semejantes tanto en espíritu como en ética” basándose en la justicia, la benevolencia, el amor, la sinceridad, la honestidad y el autocontrol.
De hecho, con el fin de asegurarse de alcanzar estos ideales y mantener a una nación unida a lo largo de tiempos problemáticos –guerras civiles, incertidumbre, desesperación…–, se formó El código de Bushido o una guía moral que insistía en ser fieles a él para permitir que el honor creciera:
Mientras que su credo recitaba de esta manera:
El credo del samurái
No tengo parientes, yo hago que la Tierra y el Cielo lo sean.
No tengo hogar, yo hago que el Tan T’ien lo sea.
No tengo poder divino, yo hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo miedos, yo hago mis medios de la docilidad.
No tengo poder mágico, yo hago de mi personalidad mi poder mágico.
No tengo cuerpo, yo hago del estoicismo mi cuerpo.
No tengo ojos, yo hago del relámpago mis ojos.
No tengo oídos, yo hago de mi sensibilidad mis oídos.
No tengo extremidades, yo hago de la rapidez mis extremidades.
No tengo leyes, yo hago de mi autodefensa mis leyes.
No tengo estrategia, yo hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.
No tengo ideas, yo hago de tomar la oportunidad de antemano mis ideas.
No tengo milagros, yo hago de las leyes correctas mis milagros.
No tengo principios, yo hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.
No tengo tácticas, yo hago del vacío y la plenitud mis tácticas.
No tengo talento, yo hago que mi astucia sea mi talento.
No tengo amigos, yo hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigos, yo hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura, yo hago de la benevolencia mi armadura.
No tengo castillo, yo hago de mi mente inamovible mi castillo.
No tengo espada, yo hago de mi no-mente mi espada.
También en Pijama Surf: Fragmentos del Hagakure: 15 perlas de sabiduría samurái para encarar la vida
Ilustración: Raj