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Los escarceos del filósofo con el régimen nazi no pueden ser minimizados, pues forman parte de su pensamiento

Los vínculos del filósofo alemán Martin Heidegger con el régimen nazi de Adolf Hitler han sido motivo de acalorados debates entre lectores y miembros de la comunidad académica desde hace años. No hay duda de que Heidegger se afilió al partido en 1933, y que después de la guerra nunca hizo nada por minimizar su filiación. Sin embargo, lo que sus apologetas trataron de desestimar como mero oportunismo político hoy queda desbancado gracias a la publicación de algunos fragmentos de sus Cuadernos negros.

A partir de las traducciones de algunas cartas del filósofo podemos atestiguar de primera mano que Heidegger llegó a convencerse de la importancia del proyecto nacional-socialista, e incluso llegó a recomendar la lectura de Mein Kampf, la autobiografía de Hitler. Sin más, aquí los fragmentos:

18 de diciembre, 1931
¡Querido Fritz, querido Liesel, queridos muchachos!
Quisiéramos desearles una muy feliz Navidad. Probablemente está nevando donde están, inspirando la esperanza de que la Navidad otra vez revelará su verdadera magia. A menudo pienso en los días previos a la Navidad en casa en nuestro pequeño pueblo, y deseo la energía artística para capturar verdaderamente el ánimo, el esplendor, la emoción y anticipación de esta época.
[…]
Parecería que Alemania finalmente está despertando, comprendiendo y asumiendo su destino.
Espero que vayan a leer el libro de Hitler; los primeros pocos capítulos autobiográficos son débiles. Este hombre tiene un instinto político seguro y remarcable, y lo tuvo incluso cuando el resto de nosotros estábamos aún en la niebla, no hay manera de negarlo. El movimiento Nacional Socialista pronto ganará una fuerza completamente diferente. No se trata de la mera política partidista —se trata de la redención o caída de Europa y la civilización occidental. Cualquiera que no lo entienda merece ser aplastado por el caos. Pensar en estas cosas no es obstáculo para el espíritu de la Navidad, sino que marca nuestro regreso al carácter y misión de los alemanes, lo que significa el lugar donde esta bella celebración se origina.

13 de abril, 1933
¡Querido Fritz! ¡Quisiera desearte a ti y a los tuyos muy felices Pascuas!
Gracias por tu extensa carta. Con cada día que pasa vemos a Hitler crecer como estadista. El mundo de nuestro Volk y Reich está a punto de ser transformado y todos los que tengan ojos para ver, oídos con los cuales escuchar, y un corazón que lo incite a la acción se encontrará a sí mismo cautivado de profunda, genuina emoción —una vez más nos encontramos frente a una gran realidad y con la presión de tener que construir esta realidad en el espíritu del Reich y la secreta misión del ser alemán […].

18 de agosto, 1941
¡Querido Fritz, querido Liesel, queridos muchachos! […] No es el rusianismo lo que traerá la destrucción de la tierra sino el americanismo, no solamente los ingleses, sino la Europa toda ha caído presa de él en cuanto que representa la modernidad en su monstruosidad.

23 de julio, 1945
¡Querido Fritz, querido Liesel, querido Franz!
Gracias por sus palabras. No es muy lindo por aquí. Hemos tenido que albergar gente del campo de concentración. […] No es claro lo que los franceses pretenden hacer. Pero no parece que quieran evitarme nada de ello. Se trata sobre todo del Partido Central que hace campaña contra mí, lo que todos los teólogos y la gente razonable están resistiendo. Pero todo es miserable y mucho peor de lo que era bajo los Nazis. No he podido siquiera trabajar una hora: el calor y el estado de la ciudad son malos para mi corazón; no puedo ir a la casa de campo […].