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El problema duro de la ciencia se enfrenta a una enorme paradoja y, según Edward Witten, es prácticamente irresoluble para la ciencia

La conciencia ha sido llamada "el problema duro de la ciencia" debido a la dificultad de explicar por qué tenemos experiencias subjetivas de fenómenos, lo que se conoce como "qualia", esa sensación única de un color, un sabor, etc. Hasta el momento nuestra ciencia ha logrado penetrar algunos de los misterios del cosmos y de objetos a miles de años luz, pero no se ha acercado a formular un modelo que explique consistentemente cómo es qué surgió la conciencia. La conciencia es el fenómeno más maravilloso y misterioso del universo.

En una reciente entrevista el físico Edward Witten, quien fuera considerado por la revista TIME en 2004 "el físico más inteligente del mundo" y es una de las principales autoridades en la teoría de cuerdas, dijo que no cree que la ciencia sea capaz de descifrar el misterio de la conciencia. 

Creo que la conciencia permanecerá un misterio. Sí, eso es lo que tiendo a creer. Creo que sí, el funcionamiento del cerebro consciente será elucidado en gran medida. Los biólogos y tal vez los físicos entenderán mucho mejor cómo funciona el cerebro. Pero el por qué algo que llamamos conciencia está relacionado con este funcionamiento del cerebro, creo que eso permanecerá siendo un misterio. Me imaginó más fácil cómo entendemos el Big Bang que cómo podemos entender la conciencia.

Witten hace la distinción entre la correlación de procesos neurales y la experiencia subjetiva (los qualia) que tenemos, entender lo primero no es lo mismo que entender la conciencia, y hasta el momento ésta no puede reducirse a un proceso meramente material. 

El problema de la conciencia a veces hace pensar en la dureza misma del experimentador, y es que conlleva un problema un tanto paradójico: a fin de cuentas, toda teoría o modelo de conciencia está realizado por la conciencia (el científico que es conciencia) sobre sí misma (su objeto de estudio, que es conciencia). Es probable que no haya forma de observar la conciencia como le gusta a la ciencia, en una especie de vacío controlado donde pueda segmentar sus partes para estudiarlas. 

El misterio de la conciencia es curioso, tan elusivo para la formulación científica y, no obstante, tan inmediato y autoevidente para la experiencia. Cada instante se revela en nosotros el misterio de qué es la conciencia y, con él, el enigma de quiénes somos, y sin embargo no podemos explicarlo, es la inmediatez que abarca todo el existir. Como explicó San Agustín sobre el tiempo, si no nos preguntan qué es la conciencia lo sabemos, pero si alguien nos pregunta no lo podemos decir. O, como dice una frase hinduista, a la vez tan misteriosa y tan reveladora: "la conciencia no existe, es la existencia".