*

37 años del "Unknown Pleasures", la joya sombría y dispersa de Joy Division

Por: Allan Vélez - 06/15/2016

37 años después de hacerse público, este emblemático álbum del post-punk tiene un sonido todavía vigente y lleno de sentido

En New Order, Joy Division y yo, Bernard Sumner describe una instantánea que según él resume el sonido de la icónica banda de Manchester. Sumner cuenta que durante una caminata por las sombrías y deprimentes calles de Manchester, en medio de una densa neblina, escuchó junto a Peter Hook y otros amigos el rugido de un motor de automóvil acompañado de un rechinón de llantas y el grito de una mujer. Acto seguido el coche pasó junto a ellos a toda velocidad, perdiéndose entre las calles como también se desvaneció el alarido de la mujer. Manchester era un lugar deprimente de donde, a finales de los años 70, sólo podía surgir un arte agrisado por el enfado de la miseria. “Joy Division sonaba como Manchester: frío, disperso y, a veces, sombrío”, recuerda Sumner en las primeras líneas de su autobiografía.

El 15 de junio de 1979 Joy Division dio a conocer Unkown Pleasures, un álbum toral en la historia del rock que a 37 años de su publicación continúa –y continuará– sonando vigente. Tres temas de este disco engloban a la perfección ese sonido frío, disperso y sombrío del que habla Sumner:

1) “New dawn fades”, con su deprimente bajo y las estrofas de desesperación que Ian Curtis cantaba con tanto enfado (“Directionless so plain to see, A loaded gun won’t set you free, So you say”).

 

 

2) “Wilderness”. La guitarra descompuesta tocada por el mismo Sumner y los gritos que Ian Curtis daba al micrófono cuando cantaba en vivo “They had tears in her eyes, tears in her eyes…” generan una sensación de desolación e ira, eso inhóspito a lo que alude el nombre del track.

 

 

3) “Candidate”, que siempre me ha parecido increíblemente personal, una declaratoria de Ian Curtis sobre su desencanto por la vida, magistralmente acompañada por un lúgubre bajo de Peter Hook… “I campaigned for nothing, I worked hard for this, I tried to get to you, You treat me like this”.

 -

Joy Division es una banda de excepción. A veces, cuando escucho el Unkown Pleasures a todo volumen, pienso qué hubiera pasado si Ian Curtis no hubiera tocado fondo, si el fútil intento de Bernard Sumner por “sacudir” el deseo de muerte que irradiaba Ian Curtis hubiera sido exitoso. ¿Joy Division habría tenido un tercer álbum? ¿Habría sonado aún más frío, disperso y sombrío que Unkown Pleasures y Closer? De cualquier forma, dos álbumes bastaron para que Joy Division se encumbrara en el olimpo del rock como una de las bandas más influyentes en la historia de la música. Joy Division tomó el enfado del punk y lo transformó para crear un sonido más elaborado que continúa siendo vigente y fuente de inspiración de bandas enmarcadas en lo que hoy llamamos música indie.

Tras el suicidio de Ian Curtis, los integrantes de Joy Division nos regalaron otra joya: New Order. Ambas bandas son antonomásicas del post-punk y del synthpop, su sonido construyó y definió géneros musicales.

Es curioso y hasta paradójico que, de un sitio tan oscuro y deprimente como el Manchester de finales de los 70, surgiera un arte tan brillante.

 

Twitter del autor: @S_1916