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¿Las grandes proezas sexuales de los yoguis del Kama Sutra son sólo simbólicas, o descripciones fidedignas de una flexibilidad inalcanzable (para nosotros) y deliciosa?

¿Las celebradas acrobacias sexuales que se relatan en el Kama Sutra y que han inflamado la imaginación erótica por milenios fueron fieles rendiciones de una destreza sexual perdida, fruto de la refinación de grandes yoguis y faquires?

En su libro Redeeming the Kamasutra, Wendy Doniger pone en duda que las descripciones del Kama Sutra (el libro del deseo o del amor) estén basadas en prácticas reales; sugiere que son la sustancia de la fantasía y la imaginación desiderativa. El autor de este texto, Vatsyayana, un filósofo védico del siglo II d.C., apunta que para realizar muchas de las hazañas eróticas que se describen se necesita "algo de práctica" pero, de acuerdo Doniger, las más osadas las atribuye al maestro contorsionista Suvarnanabha, por ejemplo la posición de "partir el bambú", en la que "uno de sus pies es colocado en los hombros del hombre y el otro es extendido, y alternan una y otra vez"... "cuando abre sus rodillas y cruza sus pantorrillas, se llama "el asiento del loto".

Doniger considera que las posiciones más radicales del Kama Sutra obedecen a una aclaración que hace el mismo Vatsyayana, donde dice que "todas las pasiones necesitan variedad" y que "es la infinita variedad la que hace que los amantes sigan atrayéndose mutuamente". Un consejo que parece perpetuarse en la historia, hoy común entre sexólogos y consejeros matrimoniales. Aunque recuerda que los indios de esa época tenían el yoga y podían lograr gran flexibilidad, Doniger compara estas representaciones con las que ocurren con las divinidades en el tantra, donde aparecen con decenas de brazos, cabezas o cuerpos de animales, y señala que el Kama Sutra es una exploración "teórica de las posibilidades de la unión heterosexual". Debemos recordar también que el erotismo místico de la India está ligado a un plano simbólico y arquetípico y tomar las cosas literalmente casi siempre es un error. Quizás las posiciones son hipérboles, tropos recursivos, para significar toda una dimensión de alquimia erótica que en gran medida se ha perdido. Dicho eso, nunca hay que subestimar el poder de un yogui de hacer mantequilla con su cuerpo.

El sabio Vatsyayana advierte: "Una persona inteligente atendiendo el Dharma, el Artha y el Kama, sin ser esclavo de sus pasiones, obtendrá éxito en todas las cosas que intente". Quizás de aquí tomó el escritor del best seller aspiracional Piense y hágase rico, Napoleon Hill, su idea de que la clave del éxito en los negocios es el sexo tántrico. En este extraño texto supuestamente inspirado por un maestro ascendido, Hill escribe:

La emoción del sexo lleva un estado mental a existir. Debido a la ignorancia en este tema, este estado mental es generalmente asociado con lo físico, y debido a influencias impropias, a las que la mayoría de las personas han sido sujetas, al adquirir conocimiento del sexo, las cosas esencialmente físicas han sesgado sobremanera la mente. La emoción del sexo contiene la posibilidad de tres potencias constructivas: 1. La perpetuación de la raza humana. 2. La conservación de la salud (como agencia terapéutica no tiene igual). 3. La transformación de la mediocridad en genio a través de la transmutación.