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El trabajo es una prisión para el espíritu si el espíritu no hace que el trabajo esté al servicio de la vida

Jiddu Krishnamurti fue uno de los maestros espirituales más populares de Occidente a mediados del siglo pasado. La suya es una historia de libertad de pensamiento sin precedentes (como en el difícil trance de desprenderse del maestro para convertirse en alumno de sí mismo).

En este video, Krishnamurti analiza desde una óptica de vitalidad espiritual los trabajos de 9 a 5 y, en general, el modo de vida que esta división del tiempo hace posible. Krishnamurti no deja de comparar ese horario con metáforas carcelarias. Habla del trabajo como una prisión, como una condena a la que ni siquiera un criminal debería someterse, contrariando así la ética protestante del Time is money.

"Nos interesa por entero la vida", dice Krishnamurti, "no sólo hacer carrera de 9 a 5. Pero estamos tan condicionados con esta idea que debemos trabajar y crear una estructura social que demande que trabajes desde la mañana hasta la noche... Todos somos tan tímidos, estamos tan nerviosos, asustados, ansiosos, queremos la seguridad que pensamos poder tener, la que no tenemos".

Podría decirse que el trabajo es una exigencia social pero que, salvo en los casos donde es expresión de una vocación (y por lo mismo, es don de acción al mundo), no hay nada de arrogancia en la postura de Krishnamurti: no se trata de dejar tu trabajo así como así (pero si lo decides, aquí hay un poco de inspiración bukowskiana), sino de plantearnos a nosotros mismos una relación sana con el trabajo y con nosotros mismos. La vida no sólo ocurre en horario de oficina.

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